Para plantear el conjunto de contenidos que configuran el sexo de la condición humana la Sexología ha perfilado un marco o mapa general del hecho sexual humano. La utilidad de este mapa es ofrecer una idea general del campo entero que, en pasos sucesivos, permita su estudio y comprensión de forma articulada y razonable.
  • I. Preliminares
  • Cuando vamos de excursión o visitamos una ciudad solemos partir de su respectivo mapa o plano con vistas a hacernos una idea previa y situarnos. Los grandes sexólogos de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX —Havelock Ellis, Magnus Hirschfeld, Iván Bloch, de un modo especial— fueron quienes establecieron este campo de estudio de una forma organizada y quienes, por ello, trataron de precisar los principales puntos de referencia para poder estudiarlo y comprenderlo con una cierta coherencia. En la segunda mitad del siglo XX, otros sexólogos —como Alfred Kinsey, Williams Masters y Virginia Johnson, principalmente— lo continuaron y completaron a través de nuevas aportaciones. Los datos de estos sexólogos pueden ser tomados por separado y aisladamente. Y también pueden ser vistos en el conjunto de su campo. Es, pues, un mapa general del sexo que contiene un determinado número de conceptos asociados a él y que, juntos, articulan el conjunto del campo con sus principales componentes. Hemos visto que, aunque se usa el término sexo con muy diversas significaciones, su realidad más propia es la de ser un concepto amplio y genérico que, precisado, alberga dentro de él otros muchos que explican aspectos y circunstancias concretas del mismo. Un paseo por sus grandes avenidas permite detenerse en sus más destacables objetos de atención. Desde ellos podremos luego visitar otras zonas. Pero, por el momento, se trata de un vistazo global y general. Hablamos del hecho porque entendemos que se trata de un hecho, el hecho sexual o de los sexos como fenómeno constatable, constante y universal; pero sobre todo histórico, puesto que, a partir de una época emerge y se hace presente de forma ineludible en la condición humana como una propiedad o dimensión de los sujetos. Decimos sexual por ser relativo a los sexos, a uno y otro, a ambos, según su propios conceptos. El término sexual, traído y llevado por tantos sitios y de tan diversas formas, tiene su sitio y sentido para expresar los contenidos diferenciados de los sexos. Finalmente, decimos humano para referirnos a esta especie, la humana o, mejor dicho, a su condición humana que es y no puede no ser sino sexuada. Como ya quedó indicado en la Unidad Didáctica anterior, los seres humanos no son ya machos y hembras sino, hablando con toda propiedad, hombres y mujeres.

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