MEDICINA NATURAL, FRENTE A MEDICINA ARTIFICIAL

Medicina natural, frente a medicina artifical

Estamos en una sociedad en que las frustraciones e insatisfacciones se combaten con medicinas más y más complejas. Drogas para dormir y drogas para reanimarse y poder aguantar la jornada de trabajo o de convivencia social. Fármacos cada vez más potentes, que van perdiendo eficacia a medida que el organismo se acostumbra a ellos.

ATIBORRADOS A MEDICAMENTOS.

La enfermedad de la medicina -¡paradoja!- es el estar muy necesitada de un tratamiento y no quererse dar cuenta de su necesidad. La medicina actual que hoy tenemos tiene el gran defecto de estar centrada sobre el tratamiento y la curación de enfermedades, pero ha perdido de vista que es mejor prevenir que curar.

Así es como muchos acuden a ser tratados una vez que están enfermos, sin haberse preocupado de precaverse de esa enfermedad de la que, en muchos casos, podrían haberse librado. Del mismo modo, cuando un síntoma de dolencia se declara, la medicina occidental –la nuestra- suele llenar al paciente de recetas y fármacos que debe ingerir «para ponerse bueno». Sin pensar en lo fundamental que es que el organismo tiene –él, de por sí- sus propios recursos y defensas, así como sus poderes de restablecimiento propio. La medicina occidental ha dejado de lado esto, y se ha centrado en el consumo de «curar desde fuera» en lugar de «desde dentro».

RESOLVER PROBLEMAS POR UNO MISMO

Así es como el consumo –esa fiebre y esa ansia- acecha por todas partes, sin excluir la sexualidad y sus dolencias. Muchos, cuando notan un problema sexual, piensan en «alguna pastilla», «alguna inyección», «algún medicamento» que les arregle. Es muy común ver hombres impotentes que han tomado –recetadas o no- hormonas y hormonas sin llegar a conseguir nada. La razón es clara: la mayor parte de los problemas de sexualidad que vivimos no se arreglan con medicamentos. Se arreglan de otro modo, más simple, más natural, más accesible incluso. Pero es necesario saberlo.

De la misma forma sucede con las insatisfacciones o las obsesiones. La forma más útil ante estos problemas no es la de pensar «que me ocurre», sino comprender de qué se trata y actuar en consecuencia. Queremos sugerir una vez más que cada cual suele tener recursos propios y potencial suficiente para que –sin acudir a los medicamentos- llegue a solucionarse su problema. Pero-insistimos. Es necesario darse cuenta de esto: hemos padecido todos los la enfermedad de una medicina curativa desde fuera, y muy poco dada a la explotación del potencial que cada cual lleva dentro. Si la vida es un valor supremo, la vitalidad es una actitud que merece cultivarse.

EXPLOTAR LA PROPIA ENERGIA

El giro que hoy se está dando va hacia el aprovechamiento de los recursos que cada cual posee. De esta forma, todos podremos tener acceso a tratamientos de complicaciones y problemas de la sexualidad sin la necesidad de llenar el organismo de fármacos en sus diferentes clases. Una ansiedad puede tratarse mediante relajación de esta forma el mismo organismo, al mismo tiempo que se relaja, se acostumbra al uso de su potencial y, de este modo, se vacuna contra nuevas complicaciones, sin tener continuamente que depender de elementos extraños a sí mismo.

El uso –y abuso- de los medicamentos es muy propio de una sociedad ansiosa y alocada, que quiere arreglar todo con recetas. La medicina natural es una alternativa –muy antigua- que felizmente está haciendo clarísimos avances entre nosotros. La energía natural que cada cual posee es la más rica fuente de energía, que está necesitando ser conocida y explorada, utilizada racionalmente tal y como corresponde a personas humanas que llevan una cabeza sobre los hombros….

Efigenio Amezúa

Convivencia 1978