La importancia del orgasmo en la realización de la pareja

Artículos de sexología y sexualidad. La importancia del orgasmo en la realización de la pareja

En primer lugar, debemos comenzar diciendo que cuando se hace el amor —cuando dos personas hacen el amor— es porque se quieren. Hay que entenderlo así. Si se quieren, persiguen sobre todo darse y recibir placer. Y a los dos les hace felices verse satisfechos. Más que satisfechos, colmados. Ahí está una clave. El orgasmo tiene la virtud de colmar a quien lo siente. Y cuando los dos sienten el orgasmo, los dos están colmados. Esto —insistimos— es algo, pues, muy importante. Que los dos miembros de la pareja sean capaces de gozar y disfrutar mutuamente.

EL DESEO RECÍPROCOEn segundo lugar, cuando dos personas hacen el amor es porque sienten deseo: una de otra. Y ambas —a dúo— de las dos. El deseo erótico busca por todos los medios su satisfacción. Y el orgasmo significa en este caso el descanso de una inquietud despertada por el deseo: la de quererse, poseerse lo más posible. Y reposar uno en el otro. En la forma humana que conocemos —y tal como somos— el orgasmo trae esto consigo. Por eso repetimos que es importante sentir y vivir el orgasmo en la pareja. Después del orgasmo llega siempre un tiempo de quietud y de relajación. Y estos momentos, este tiempo, es muy rico y fecundo para la pareja. Es el tiempo en que se vive la calma del gozo, lo mismo que antes se vivía la tensión del placer. Vivir juntos la calma del gozo significa para la pareja compartir algo de lo más hondo que puede vivir un ser humano con otro. Se ha dicho que este tiempo, a pesar de ser mudo —sin palabras—, es uno de los más elocuentes. Es el lenguaje de la intimidad. De una intimidad satisfecha, tranquila, colmada por la presencia del ser al que se quiere.

PROSTITUTA O ANTIRREALIZACIÓN

Seguramente nos ayudará a comprender mejor la importancia del orgasmo en comparar a una pareja (que se quiere, por supuesto, porque si no, no es pareja) con un hombre y una mujer que «por accidente» tienen una relación sexual.

Por ejemplo, el caso de la prostituta y su cliente. Podemos decir con toda certeza que la prostituta y su cliente no hacen el amor. Realizan un acto sexual: son cosas muy distintas. Más aún: hay un placer fisiológico básico que se administra. Y punto. Esta profesional del placer que es la prostituta —normalmente— no vive el placer del modo que antes hemos dicho. Ella lo provoca y su cliente se aprovecha. El cliente paga y ella cobra. Son cosas absolutamente diferentes, aunque en ambos casos usemos la palabra orgasmo. En primer lugar no hay una pareja. En segundo lugar no hay eso que hemos llamado antes duración, que es lo que convierte el placer en felicidad. En tercer lugar no hay gozo compartido… Son actos mecánicos vividos con rapidez. En cuarto lugar —y tal vez lo más importante— no hay comunicación. Hay una moneda de intercambio que es el precio. Pero no una ternura intercambiada que es la savia que anima a hacer el amor. Estamos en mundos totalmente distintos…

COMPARTIR EL PLACER… COMO EL DOLOR

A través de este ejemplo de la prostituta y su cliente, tal vez podamos ver alguna cosa con mayor claridad. La prostituta profesional busca el dinero y su cliente busca placer. Lo más importante de una relación sexual es el intercambio, la comunicación en la ternura. Y eso, en el caso expuesto, no se da. Tampoco se da el gozo compartido, ni llegan a ser colmados los dos. Ella deja satisfecho a su cliente. Y nada más. Ella está ahí por profesión. Contrariamente, el hombre y la mujer —que no son una prostituta y su cliente— viven y conviven una serie de cosas en su vida. Sus problemas, sus tristezas, sus alegrías. Y aquí resalta otro de los motivos de la importancia del orgasmo en la pareja: si viven y comparten los problemas… …También tienen que vivir y compartir el placer y el gozo mutuamente. Si los dos comparten muchas cosas —todas— en su vida, también tienen que vivir y compartir el placer juntos. Este punto puede llevarnos muy lejos. Por ejemplo, en el caso de la mujer siempre solícita a hacer todo y que, sin embargo, cuando se trata de ella, de vivir ese placer, no lo vive ni lo siente.

LA FRUSTRACIÓN DE LA ESPOSA FIEL

¿Qué sucede en estos casos? Vamos a decirlo de un modo muy llano: una enorme frustración que habrá que llenar de otra manera. Por ejemplo, sublimando sus deseos, centrándolos en otros polos de interés como pueden ser los hijos, en ideales distintos como pueden ser los de cumplir con su deber y resignarse, etc., etc. En estos casos lo que sucede es que la pareja se resiente. El hombre y la mujer que no comparten el placer tendrán que sufrir sus consecuencias. Suele decirse de un modo muy claro que la «naturaleza se venga». Pues helo ahí: la relación de pareja hombre y mujer queda en estos casos dislocada por alguna de sus junturas.

LA CAMA, ELEMENTO DE COMUNICACIÓN

De aquí un nuevo punto que vamos a resaltar para ver la importancia del orgasmo vivido a dúo. Es la vivencia de pareja desde dentro, desde el placer compartido, desde la ternura, desde el vivir momentos de todas clases en la empatía recíproca. En estos casos se diría que el orgasmo imprime un carácter específico y marca una dimensión peculiar. Es la del quererse a fondo y desarmados, sin hipocresías ni etiquetas, desnudamente, como se encuentran cuando los dos hacen el amor. No faltan quienes creen que se exagera la importancia del orgasmo en nombre de una frase muy usada: «Los problemas no se arreglan en la cama.» Cierto; los problemas no se arreglan en la cama. La cama no es el único sitio para arreglar los problemas. Pero —aquí está lo más gordo— de la cama parten muchos problemas que no se resuelven en otro sitio. Nos referimos justamente a esa comunicación de la que hemos hablado, que es propia de la cama porque es propia de la entrega hombre-mujer. Es propia del hombre y de la mujer en pareja. Dos amigos pueden tener otro estilo; la pareja humana tiene éste. Referir la cama a una grosería no deja de ser precisamente eso, una grosería.

SENTIDO DEL ORGASMO Y LA TERNURA

Separar la cama de la vida de una pareja que se ama no deja de ser lamentable. Es separar la sexualidad humana de las personas humanas. Y relegar aquélla al campo de la bestia, lo cual está muy lejos de lo que aquí estamos tratando. Pero también esto está indicando que el orgasmo no puede ser separado impunemente del resto de la ternura. El planteamiento es otro. Y no muy complicado ni sofisticado. Es simplemente distinto. Si se entiende esto al menos, puede entenderse la importancia del orgasmo en la realización de la pareja. Como se podrá ver, nosotros entendemos por orgasmo algo muy distinto al «orgasmo administrativo o reglamentario» de un simple acto sexual. Pero también comprendemos que este último sentido es el más extendido y tal vez el único al que hemos estado acostumbrados. Por eso no se nos oculta lo mucho que nos queda por andar en nuestra educación sexual.

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