Mito y razón en Los seres cortados

El relato de los seres cortados es, estrictamente hablando, un mito. Platón hace contar a Aristófanes en el banquete un mito. Le hace decir que antes de ser como ahora somos, los seres humanos eran redondos. Y que luego, por diversos motivos, los dioses cortaron a todos en dos.

Obviamente nadie va a pensar que esto fue así. Y por eso puede decirse que no es así como sucedió. Cuando se cuenta ahora ese relato se está en pleno derecho de decir que eso no es serio que es lo mismo que decir que no es científico. El mismo autor del banquete veía esto. Y veía con toda claridad que nadie iba a tomarlo en serio.

Lo que quería contar el autor del banquete con este relato puesto en boca de Aristófanes, era el origen del amor, o sea de la atracción. Y para explicar el origen del amor lo que necesita plantear con toda claridad es otra idea: que los seres humanos son sexuados. En griego sexuados y cortados son el mismo término (tomós, participio del verbo temno).

Se podría decir que lo que hace es jugar con ese término. Pero importa ser un poco serio, es decir, científico con el léxico. El léxico, decía Heideger, es el guardian del Ser. Su casa. Allí donde habita. E indicar que no se trata de un juego sino de seguir la pista que indican las mismas palabras para transmitir la idea que quiere transmitir que es la de ser cortados, es decir, sexuados.

Ser sexuado con todas las consecuencias es ser cortado en dos con todas las consecuencias. Sin miedo a exagerar esas consecuencias. Y es aquí donde termina el mito y empieza la razón. O, mejor dicho, el mito conduce a la razón. O sea, a la idea de qué es ser sexuado con todas las consecuencias.

El autor está planteando una idea de sexo que es la idea más audaz que puede plantearse. Una idea de sexo con todas las consecuencias. No está planteando que el sexo sirve para reproducirse, sino diferenciarse y distinguirse y, mediante este mecanismo, atraerse los unos a los otros. En definitiva, amarse. De lo que trata la obra de El banquete es de ofrecer distintas explicaciones del amor.

La que ofrece este invitado es, sin género de dudas, una de las más audaces y, de paso, ofrece la idea de qué es el sexo. Quedarse en el mito ingenuo o infantil resulta demasiado ingenuo. Quedarse en el mito es no entrar en la idea. Y quedarse sólo en el mito es negarse a ver la razón de ser de esa idea del amor basada en la atracción que produce ser sexuados, es decir, cortados.

E.Amezúa (Sexologemas II)

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