Los seres cortados: un ensayo en forma de relato sobre cómo los seres humanos dejaron de ser redondos y de algunas consecuencias que se siguieronQuinta entrega: LA CIUDAD QUE SE OCUPABA DEL AMOR
  1. Amezúa y N. Foucart

(edición y notas)

  1. La innovación
  2. El término

Pederastia era una palabra que habían creado en la ciudad de los seres cortados cuando ésta vivía sus mejores tiempos.

Con ella designaban la educación de los menores para que todos aprendieran a entenderse con Sexus y Eros.

Pederastia era un término educativo. Era la fórmula para indicar el aprendizaje del sexo y el amor en los menores.

  1. Sexus

El relato de los seres cortados contaba que el amor era el resultado de ser cortados y, por eso, se atraían y se amaban.

El término que usaba para decir cortados era temno y sus derivados. Con el cambio de lengua, Sexus había ocupado su lugar.

Temno en su lengua, y Sexus en la nueva, querían decir lo mismo que en las distintas lenguas que iban a surgir.

  1. Eros

Sexus, el corte, había producido a Eros. El relato de los seres cortados planteaba lo más importante del sexo y amor.

El amor es la pregunta, decía. El sexo es la respuesta. Nos atraemos y amamos porque somos seres cortados.

El relato había hecho reír mucho. Y con la risa, se había olvidado la pregunta. Y, olvidado Eros, Sexus no se entendía.

  1. Los menores

En su lengua paidós significaba niño y adolescente. O sea, la edad anterior a ser ciudadano de pleno derecho.

Con paidós y gogía también habían creado el término peda-gogía que quería decir conducción o guía de los menores.

Erastia venía de Eros, amor. Erastés significaba amante. Y paid-erastiké era la educación de los menores en el amor.

  1. La denominación

Pederastia o paiderasteia era, pues, el nombre que daban a esa idea. Su denominación de origen, su marca, su definición.

Andando el tiempo, algunos usaban la palabra paidofhilia o pedofilia. Y decían que era algo parecido a pederastia.

Era parecido. Pero no era lo mismo. Filía o philía significaba todo lo relativo a la amistad. No al amor.

  1. El paradigma

Cuando decían philía se referían a muchas cosas. Por ejemplo, a la atracción o interés por el saber lo llamaban filo-sofía.

O por la humanidad, fil-antropía. Philía era de mucho uso para indicar simpatía y amistad. Pero el amor era Eros.

Y sólo Eros. Era el amor por excelencia. El amor entre los seres cortados era el modelo al que llamaban paradigma.

  1. La paideia

La idea de Eros era, pues, la que ofrecía el contenido a lo que los educadores y pedagogos llamaban pederastia.

Los pedagogos se ocupaban de los menores. La idea de fondo se entendía mejor con otro término. Era el de paideia.

Paideia quería decir educación. La paideia, decían, hacía que la ciudad fuera razonable y agradable para todos.

  1. Eros en la ciudad

Dentro de este marco, la pederastia era planteada como una gran innovación. Era la forma de hacer político a Eros.

Hacer político a Eros era introducirlo en la polis. Con el cambio de lengua iban a decir civilizarle: hacerle de la ciudad.

Los que decían polis decían politizar. Y los que decían civitas decían civilizar. Esto era igual en las distintas lenguas.

  1. La iniciación

Antes de estas innovaciones, la iniciación de los menores en el amor y el sexo era una práctica muy extendida.

Y la práctica se había hecho costumbre. Era, decían, una manera de acompañar a los menores en su aprendizaje.

La iniciación era pública y notoria. Y muchas veces era acompañada de fiestas. Y de ritos y celebraciones.

  1. La institución

Esa iniciación de los menores era lo que se conocía como una institución para el paso a la mayoría de edad.

Los ritos de paso eran distintos según se tratara de parthenoi (jóvenes doncellas) o de efebos, es decir, muchachos.

En aquel tiempo la idea de igualdad entre los sexos aún no se había planteado. Y esto hacía que todo fuera muy distinto.

  1. La guerra

Al haber sido la guerra la ocupación principal de la vida en la ciudad, la hombría o andreia marcaba el objetivo de todos.

La guerra era cosa de los hombres. Todos elogiaban la fuerza y el coraje en los combates. Y unos iniciaban a otros.

La vida en las milicias era la ocasión más propicia para la unión del ideal guerrero con las cosas del amor y el sexo.

  1. Los grandes cambios

Asociaban, pues, la hombría con la virilidad y el honor. Eran los ideales más atractivos. Los más apasionantes para todos.

Ello hacía que los hombres se organizaran entre ellos. Y había una gran separación entre la andreia y las mujeres.

Por eso la paideia, la educación, planteaba grandes cambios en la vida de la ciudad. Y discutían mucho entre todos.

  1. La educación

Lo que planteaban los innovadores con la pederastia era sustituir las prácticas ancestrales de esa iniciación por la educación.

Las prácticas ancestrales de la andreia estaban muy arraigadas. ¿Cómo potenciar las ventajas que ofrecía la paideia?

La idea de pederastia contribuía a plantearse las cosas del amor y el sexo en el conjunto. Y a verlas de otra manera.

  1. La organización

El objetivo, decían, era producir nuevas ideas para organizar la ciudad de manera educativa y razonable.

Eros, el amor, añadían, no era un dios como los otros o una costumbre con la que se cumplía con un rito o una práctica.

Y por eso la organización que planteaban resultaba innovadora. Era, decían, el gran paso del mito al logos, la razón.

  1. La búsqueda

Esto no quería decir que siempre acertaran con la educación. Los innovadores no tenían claras muchas cosas.

Lo que sí tenían claro era que la educación era un método para buscar. Se formulaban preguntas y buscaban las respuestas.

Lo que buscaban era el por qué y el cómo y el para qué. Y la razón, el logos, era el criterio que les guiaba en todo.

  1. La mayéutica

El método de la búsqueda no dejaba descansar a los innovadores. Y se planteaban toda clase de preguntas.

La mayéutica era su manera preferida. Unas preguntas llevaban a otras. Y no podían responder a todas.

Con frecuencia una respuesta se convertía, a su vez, en otra pregunta. Poco a poco, iban de lo sencillo a lo complejo.

  1. La fórmula

El principal objetivo que se planteaban era, pues, que el amor y el sexo pasaran por la educación. Y ésta por la razón.

La razón era la forma de explicar todas las cosas. Y así podían ordenarlas y transformarlas de manera razonable.

Todo entraba en esa fórmula. Y eso era lo que había sucedido con la pederastia como idea y noción educativa.

  1. El contraste

Cuando los sexólogos planteaban estas cosas en la gran ciudad muchos les respondían que la pederastia era vicio y enfermedad.

Y delito. En la gran ciudad se había extendido la idea de que pederastia sólo quería decir abusos sexuales de menores.

Era como si ya no contaran con los grandes maestros. Como si hubieran olvidado sus aportaciones, mirando a otro lado.

  1. El conocimiento

Los sexólogos también decían que la educación del sexo y el amor había dejado atrás las prácticas y ritos ancestrales.

Y que, con la educación, la pederastia se había transformado en enseñanza. En pensamiento. En conocimiento.

Y que educar a los menores en el amor y el sexo como seres cortados, sexuados, contribuía a organizarse mejor.

  1. El ceño fruncido

Pero muchos fruncían el ceño y se preguntaban de qué estaban hablando. Y si no eran seres de otro planeta, de otra ciudad.

En efecto, ellos hablaban de la ciudad de los seres cortados. Y por eso decían que la pederastia era una noción educativa.

Y seguían el hilo del relato. Era el relato que planteaba la forma de entender el sexo y el amor de manera razonable.

  1. El motivo

El motivo al que se referían era ya muy conocido. Se trataba de tirar del hilo de la pregunta y la respuesta.

Cuando entraban en los conceptos siempre aparecían Eros y Sexus. Eros y Sexus formaban el trenzado del relato.

Había otros motivos y contenidos. Pero éste era el más conocido. Y por eso recurrían a él con mucha frecuencia.

  1. La intriga

El relato de los seres redondos y cortados era muy ilustrador. Y lo contaban a los menores. Y no sólo a los menores.

El relato era simbólico. Y creaba mucha intriga. Y la intriga incitaba. Los que fruncían el ceño no hacían caso del relato.

Muchos decían que era una simpleza. Y los sexólogos tiraban del hilo. Y hablaban de la razón de Sexus y de Eros.

 

Índice general

  1. La innovación 5
  2. Los grandes maestros 17

III. El libro de texto 27

  1. Dudas y perplejidades 39
  2. Las figuras sucesivas del horror 49
  3. La casuística 59

VII. Los casos extremos 69

VIII. La industria de la prevención 79

  1. La lista de puntos negros 89
  2. El brindis en la madrugada 99
  3. Pequeños interrogantes finales 109

XII. En medio de las ruinas 119

Notas y fuentes documentales 129

 

Indice analítico 149

 

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