SOCIOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD 

Por Helmut Schelsky

 

Indice

  1. Prefacio  3
  2. Bases socioantropológicas de la vida sexual humana 7

III. Institucionalización del papel desempeñado por los sexos 13

  1. La polaridad social de los sexos 13
  2. Otras diferenciaciones sociales de la función de los sexos 22
  3. Relaciones sexuales conyugales y extraconyugales  27
  4. El matrimonio no es una institución primariamente sexual 27
  5. El matrimonio como regulación social de las relaciones sexuales  30
  6. Prostitución 42
  7. Moral sexual y sociedad 55
  8. Carácter absoluto de las normas sexuales 55
  9. La moral del informe Kinsey 59
  10. Los anormales y la sociedad 70
  11. Factores sociales de la homosexualidad 93
  12. Neutralizaciones sociales de los impulsos sexuales 109
  13. Interdicción del incesto 109
  14. El ascetismo social y sus consecuencias en el desarrollo cultural  116

VII. La sexualidad como un carácter de época  127

  1. Enfoque histórico de la sexualidad 127
  2. Psicologización de la sexualidad 133
  3. La sexualidad como consumo  148

Bibliografía 161

 

Contraportada: Presentación del libro por Marcos Sanz Agüero 168

 

Presentación

Dejó dicho Borges que la memoria elige lo que olvida. Pues bien: esta reedición de la Sociología de la sexualidad de Helmut Schelzky es un intento de rescatar del olvido (y devolverle al presente) este texto, serio y deslumbrante que, 53 años después de ser escrito conserva aún páginas espléndidas y, lo que es más importante, continúa siendo un poderoso estímulo intelectual para pensar, desde la complejidad que le es inherente, el mundo del sexo y las relaciones entre sexualidad y sociedad.

Bienvenida sea, en suma, esta oportuna reedición a la que puede ser conveniente acompañar una breve reflexión aclaratoria sobre el contexto histórico, sociológico y sexológico, de su ya lejana aparición al inicio de la segunda década del siglo XX.

Schelsky publica la Sociología de la sexualidad en 1955, aunque buena parte de sus capítulos datan de trabajos escritos en 1954. En aquel momento Alfred Kinsey había dado ya a la luz el segundo de sus célebres Informes, relativo a la conducta sexual femenina (1953), cinco años después del primero (1948). El impacto social de la obra de Kinsey –se vendieron 200.000 ejemplares en pocos meses a pesar de haberse editado en una sesuda editorial “científica”–  fue, como es sabido, extraordinario, sobre todo en Estados Unidos.

El diálogo con Kinsey (en cierta medida, también, contra Kinsey), desde los planteamientos básicos de las dos antropologías, la antropología filosófica alemana de su tiempo (la idea de “plasticidad” que toma prestada de Arnold Gehlen ocupa un lugar central en el discurso teórico de Schelsky) y la antropología cultural de la sexualidad (Malinowski, Mead, Benedict…) Es, pues, el eje vertebrador del texto.

Un texto cuya recuperación hoy vale para saldar en parte la deuda con un “pensador sexual“, siguiendo la feliz expresión con la que Paul Robinson calificó a Ellis, Kinsey o Masters y Johnson, casi desconocido para las generaciones actuales.

Marcos Sanz Agüero

 

 

  1. Prefacio

Hasta no hace mucho tiempo, hablar o escribir sobre temas sexuales con destino a un público muy amplio se contaba entre aquellas cosas consideradas impropias para un profano, y lícitas para el hombre de ciencia sólo en casos excepcionales. El estudio científico del problema y conexiones de la sexualidad se desarrollaba en reducidos círculos de especialistas quienes, por añadidura, se amurallaban en un vocabulario técnico apenas asequible para el profano, lo cual conspiraba contra la cabal comprensión y difusión de su temática. En la actualidad, aún es muy común suponer que tal enfoque en el estudio de lo sexual es válido, si bien entre los modernos intelectuales -que están orgullosos de la universalidad de sus conocimientos y de la imparcialidad de su franqueza intelectual- y en los sectores en los que ejercen su influencia se lo considera un criterio irremediablemente anticuado. En esta época en que el psicoanálisis se ha convertido en un interesante tema de conversación mundana e inclusive en un juego de salón, y en que la publicación de las investigaciones de Kinsey ha sido un best-seller y el tema predilecto de todos los periódicos durante varios años, aquel enfoque parece tan caduco y pasado de moda que su perduración sólo puede interpretarse como testimonio de un complejo no superado o de una personalidad no liberada. Por último, debemos señalar que en nuestros días las hipótesis sobre la represión de los impulsos sexuales forman parte del bagaje intelectual y del léxico de que se valen renombrados guías espirituales, eclesiásticos y políticos para explicar con toda franqueza la perversión de la condición humana y para señalar al mundo el camino de la salvación.

Sostengo, empero, que aquel enfoque anticuado es el único justo.

En un libro sobre la sexualidad que, en razón del modo en que se edita, ha de llegar a un amplio núcleo de lectores, tal afirmación tiene que parecer bastante paradójica. Pero también en lo que respecta a los comportamientos tradicionales -y entre ellos se cuenta el tabú impuesto a lo sexual como tema de conversación corriente- nuestro enfoque ha de parecer contradictorio. Es que en la actualidad la defensa de dichos comportamientos se ha tornado prácticamente imposible, por cuanto el consenso público los ataca con argumentos admisibles, exige que se los explique racionalmente y los menosprecia al asimilados con normas de conducta basadas en la simple tradición. Y así, discutidas más o menos públicamente en el ámbito de la conciencia individual y social, esas formas de comportamiento pierden no sólo su eficacia, sino también la útil función que desempeñan para el individuo y la sociedad, función que sólo podían ejercer si no transponían el umbral de la expresión verbal y de la discusión.

Por cierto, su toma de conciencia y su divulgación, en lugar de haber redundado en una vida libre y dueña de sí misma, sólo han provocado en el comportamiento humano y social nuevas crisis, incertidumbres y enfermedades que son mucho más concretas e insoportables que las creadas por las limitaciones y restricciones impuestas por las tradiciones. En la actualidad empezamos a presentir que hemos ido demasiado lejos no sólo en lo que atañe a muchos movimientos emancipadores racionalistas y revolucionarios, sino también en lo que concierne a la emancipación de la vida sexual con respecto a la mojigatería típica de la alta y pequeña burguesía finisecular. Las consecuencia humanas y sociales que entrañan la divulgación de los conocimientos del psicoanálisis -en sí mismos absolutamente científicos-, la difusión de ciertos «manuales de instrucción sexual» -como los vinculados a los nombres de van de Velde o de Kinse- ya han comenzado a proporcionar a las ciencias del hombre preocupaciones no menores que aquellas que en otro tiempo acosaban al racionalista ocupado en la «irracionalidad» de los cánones de comportamiento tradicionales. Por eso, en muchos ámbitos científicos tenemos que reconquistar, con prudencia, el significado de las tradiciones.

Sin embargo, en este proceso de reinterpretación (uno de cuyos objetivos más imprescindibles es, sin duda, la indagación del papel recíproco que desempeñan la moral y la sexualidad en la. sociedad), el conocimiento científico se encuentra con el ya mencionado dilema: a una forma de comportamiento que ya decayó o está decayendo no es posible restaurarla por el simple expediente de hacer que se comprenda su significado; confiar en que puedan conservarse o restaurarse las tradiciones divulgando los motivos de su eficacia y sus ventajas evidencia una ilusión racionalista de carácter conservador apenas comprensible. Por otra parte, el silencio sobre estos conocimientos, el hecho de conservarlos celosamente en esotéricos círculos científicos no hace más que fortalecer los movimientos que tienden a destruir la tradición, puesto que ellos mismos en otros tiempos fueron respaldados por el conocimiento científico y desde entonces se identificaron gradualmente con dicho conocimiento ante el consenso popular. Para aclarar mejor lo dicho daremos un ejemplo: el hecho de conocer y de explicar el perjuicio que supone la publicidad ilimitada acerca de las investigaciones de Kinsey no puede impedir o subsanar ese perjuicio; por el contrario, un análisis crítico circunscrito al ámbito estricto de la ciencia no haría más que acentuar el influjo de las «divulgaciones» de Kinsey, puesto que el consenso público las encararía como «verdad científica» pura y simple. También la ciencia, que ha perdido el optimismo de su acción esclarecedora debe tener en cuenta las consecuencias de la divulgación de sus indagaciones.

Entonces, ¿por qué hablamos y escribimos con tanta franqueza sobre sexualidad y moral si opinamos que su relación más equilibrada para el individuo y la sociedad se da precisamente por debajo del umbral de la expresión verbal y de la discusión pública? No lo hacemos, evidentemente, ni impulsados por la confianza racionalista en el «progreso»’, ni por la confianza conservadora en la restauración de un comportamiento sexual moralmente superior, sino impulsados por un sentido de responsabilidad y por la convicción de que la ciencia tiene que rechazar sus utopías y sus extravíos. Cuando tratamos de explicar la función capital que ejerce la moral en el comportamiento sexual del individuo y de la sociedad, no lo hacemos basados en el supuesto de que esa moral pueda volver a restaurarse y estabilizarse. Nos proponemos, sobre todo, eliminar del ámbito de las manifestaciones y formas de comportamiento morales la vaguedad y los criterios coercitivos que proceden de la divulgación científica, tanto de índole progresista cuanto de naturaleza expresamente conservadora. En el ámbito de la vida sexual -al igual que en muchas dominios de nuestra vida social- nos encontramos ante una tarea mucho más ardua que aquella que supone superar o salvaguardar las tradiciones caducas: debemos instaurar nuevas tradiciones. Esto no puede lograrlo ciencia alguna; pero, en cambio, la ciencia puede contribuir a crear una conciencia general que no entorpezca con soluciones seudocientíficas la acción constructiva de estabilización social.

El presente esquema de una teoría sociológica de la vida sexual intenta mostrar el estado actual de las investigaciones que se han hecho en este campo y sus relaciones con otras disciplinas afines. En cuanto al criterio fundamental que me ha servido para orientar el presente trabajo, debo su esclarecimiento, en primer término, a las numerosas y extensas conversaciones que he mantenida con el psiquiatra Hans Bürger-Prinz y con el filósofo y Sociólogo Arnold Gehlen, a quienes expreso aquí mi pleno agradecimiento. En los estudios que se citan a continuación, el autor expuso algunas investigaciones preliminares acerca del tema que ahora lo ocupa: «Die sozialen Formen der sexuellen Beziehungen», en Die Sexualität des Menschen, Handbuch der medizinischen Sexualforschung, editado por H. Giese, Stuttgart, 1954; el artículo »’Sexualítät» en la Handwörterbuch der Sozialwissenschaften, 1954; »’Die Moral der Kinsey-Reporte», en la revista Wort und Wahrheit, año IX, nº6, 1954.

Bibliografía

  1. Obras de carácter general, manuales, etc.

1          Moll, Albert (a cargo de la edición), Handbuch der Sexualwissenchaft m. bes. Berücks. d. kulturgeschichtl.Beziehungen, Leipzig, 1912.

2          Marcuse, Max (a cargo de la edición), Handworterbuch der Sexual wissenschaft, Bonn, 1926, 2ª edición.

3          PlossœBartels, Das Weib in der Naturœ und Volkerkunde, Berlín, 1927, llª edición, tomo 3.

4          Giese.Willy (a cargo de la edición), Mensch, Geschlecht, Gesellschaft, das Geschlechtsleben unserer Zeit, París-Francfort, 1954.

5          Giese, Hans (a cargo de la edición), Die sexualität des Menschen, liandbuch der medizinischen Sexualforschung, Stuttgart, 1955.

6          International Journal of Sexology, revista editada por A. Pillay, Nueva York, 1946 y ss.

7          Beiträge zur Sexualforschung, serie de artículos al cuidado de H. BürgerœPrinz y H. Giese, Stuttgart, 1952 y ss.

 

  1. Capítulo II
  2. Benedict, Rutb, Patterns of Culture, 1934.
  3. Gehlen, Amold, Der Mensch, seine Natur u. Stellung in der Welt, Bonn,1950, 4ª edición (ver también nº 55).
  4. Kluckhohn, Clyde, Mirror for Man, Nueva York, 1949.
  5. Lorenz, Konrad,
  6. a)»Über die Bildung des Instinktbegriffs», en Die Naturwissenschaft, XXV, 1937;

b)»Überden Begriff der Instinkthandlung», en Folia Biotheoret, 11, Leiden, 1937; c)»Die angeborenen Formen moglicher Erfahrung», en Ztschr. f. Tier psychologie, V, 1942.

  1. Malinowski, Bronislaw, A Scientific Theory of Culture, Carolina del Norte, 1944 (ver también nº 76).
  2. Plessner, Helmuth, Die Stufen des Organischen und der Mensch,Berlín, 1928
  3. Portmann, Adolf, a) Biologische Fragmente zu einer Lehre vom Menschen, Bem, 1944.

 

  1. b) Das Tier als soziales Wesen, Zurich, 1953.
  2. Scheler, Max, Die Stellung des Menschen im Kosmos, Darmstadt, 1928 (ver nº 66).
  3. Storch, Otto, Die Sonderstellung des Menschen in Lebensabspiel
  4. Vererbung, Viena, 1948.
  5. Tinbergen, N., lnstinktlehre, Berlín, 1952.

 

  1. Capítulo III

17a De Beauvoir, Simone, Le deuxieme Sexe.

  1. Buytendijk, F. J. J., Die Frau – Natur, Erscheinung, Dasein,Colonia. 1953.
  2. Goldenweiser, A. A., Anthropology, Nueva York, 1937.
  3. Jung, C. G., Die Frau in Europa, Zurich, 1948.
  4. Lersch, Philipp, Vom Wesen der Geschlechter, Munich, 1950, 2ª ed.
  5. Lipmann, Otto, «Psychische Geschlechtsunterschiede, Ergebn. d.differentiellen Psychol.», en Ztschr. f. Angew. Psychologie, fasc. 14, 1917.
  6. Mead, Margaret,
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  8. b) Sex and Temperament in Three Primitive Societies, Nueva York, 1936.
  9. c) Und haltet euer Pulver trocken, Munich, 1946.
  10. d) Male and Female, Londres, 1950.
  11. Terman, L. M. y Miles, C. C., Sex and Personality, Studies in Masculinity an Femininity, 1936.

 

  1. Capítulo IV
  2. Bernsdorf. W., «Soziologie der Prostitution», en Die Sexualität des Menschen, ver nº 5, pp. 548-99.
  3. Burgess, E. W. y Locke, H., The Family, from lnstitution toCompanionship, Nueva York, 1945.
  4. Günther, Hans F. K., Formen und Urgeschichte der Ehe, 3ª ed., Götingen, 1951.
  5. Groves, E. R. y Gl. H., The Contemporary American Family, Chicago, 1947.
  6. Hart, HornelI, Personality and the Family, Nueva York, 1941.
  7. König, René,
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  9. b) Artículo «Familie und Familiensoziologie», en Worterbuch der Soziologie, al cuidado de W. Bernsdorf y F. Bülow, Stuttgart,1955, pp. 115-26.

c)»Soziologie der Familie», en Soziologie, ein Lehr. und Handbuchzur modernen Gesellschaftskunde, al cuidado de A. Gehlen y H.Schelsky, Düsseldúrf, 1955, pp. 119-56.

  1. Michel, Ernst,
  2. a) Ehe, eine Anthropologie der Geschlechtsgemeinschalt,Stuttgart, 1948.
  3. b) «Familie und Ehe in unserer Zeit», en Die Frau in unserer Zeit, OldenburgœHamburgo, 1954, pp. 46œ85.
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  5. Rolpb, C. H. (a cargo de la edición), Women of the Street, a Soziological Study of the Common Prostitute, Londres, 1955.
  6. Rüstow, Alexander, Ortsbestimmung der Gegenwart, tomo I, Zurich, 1950.
  7. Schelsky, Helmut,
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  10. b) Wandlungen der deutschen Familie der Gegenwart, 3ª ed.,Stuttgart,1955.
  11. Starcke, C. N., Die primitive Familie, Leipzig, 1888.
  12. Terman, Lewis M., Psychological Factors in Marital Happiness, Nueva York, 1938.
  13. Thurnwald, Richard, Werden, Wandel und Gestaltung von Familie, Verwandtschalt und Bünden, Berlín, 1932.
  14. Unwin, J. D., Sex and Culture, Londres, 1934.
  15. Vierkandt, Alfred, artículo «Sittlichkeit» en Handworterbuch der Soziologie, Stuttgart, 1931.
  16. Westermarck, Edward, The History of Human Marriage, 3 tomos, 5ªed., Londres, 1921.
  17. v. Wiese, Leopold, «Soziologie der Prostitution», en M. Marcuse (a cargo de la edición), Handworterbuch d. Sexualwissensch., ver nº 2.
  18. Wurzbacher, Gerhard, Leitbilder gegenwärtigen deutschen Familienlebens, 2ª ed., Stuttgart, 1954.
  19. Zirnmerman, Carl C., Family and Civilisation, Nueva York, 1947.

 

  1. Capítulo V
  2. Alexander, Franz, Our Age of Unreason, Chicago, 1942.
  3. Blüher, H., Die deutsche Wandervogelbewegung als erotisches Phänomen, Berlín, 1912.
  4. Boss, Medard, Sinn und Gehalt der sexuellen Perversionen, Berna, 1952.
  5. Bürger-Prinz, Hans,
  6. a) Motiv und Motivation, Hamburgo, 1950.
  7. b) «Uber die mannliche Sexualität“, en Ztschr. f. Sexualforsch, tomo I, 1950.
  8. c) «Psychiatrie und Soziologie», en C. Brinckmann (a cargo de la edición), Soziologie und Leben, Tübingen, 1952.
  9. d) «Zur Phanomenologie des Transvestitismus bei Mannern» (con H. Albrecht y H. Giese), en Beitrage z. Sex- Forsch., tomo 3 (ver nº7), 1953.
  10. e) «Gedanken zum Problem der Homosexualitat», en Giese/WilIy (a cargo de la edición), Mensch, Geschlecht, Gesellschaft (ver nº4),1954, pp. 874.83.
  11. f) «Abnormes Sexualverhalten», en el artículo“Sexualität“, Handwörterbuch der Sozialwissenschaften, Stuttgart, Tübingen,Göttingen o. J., pp. 232 y ss.g) «Psychopathologie der Sexualitat», en Giese (a cargo de la edición), Die Sexuälität des Menschen (ver nº 5), 1955, pp.539-47.
  12. England, L. R., «Little Kinsey, an Outline of Sex Attitudes in Britain», en Public Opinion Quarterly, 13, 1949.
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  15. Friedemann, A., «Die Rolle der Pragung in der Homosexualitat», en Sexualität u. Sinnlichkeit, Beitr. z. Sexualforsch., cuaderno 6 (ver nº 7), 1955.
  16. Freud, Sigmund,
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  18. b) lenseits des Lustprinzips, Viena-Leipzig, 1930.
  19. c) Das Unbehagen in der Kultur, Viena-Leipzig, 1930.
  20. Fromm, Erich,
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  22. b) Man for himself, Nueva YorkœToronto, 1947.
  23. v. Gebsattel, Victor E., «Süchtiges Verhalten im Gebiet sexuellerVerirrungen», en Monatsschr. f. Psych. u. Neurol., tomo 82, 113, 1932.
  24. Gehlen, Arnold,
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  26. b) «Über einige Kategorien des entlasteten, zumal des asthetischenVerhaltens», en Studium Generale, tomo III, 1950.
  27. c) «Nichtbewusste kulturanthropologische Kategorien», en ZtschT. f. philos. Forschung, tomo IV, 1950.
  28. d) «Probleme einer soziologischen Handlungslehre», en C.Brinkmann (a cargo de la edición), Soziologie und Leben,Tübingen, 1952.
  29. e) «Mensch trotz Masse», en Wort und Wahrheit, VIII, 1952.
  30. f) «Über die Geburt der Freiheit aus der Entfremdung», en Archiv f. Rechtsœ u. Sozialphilosophie, tomo XL, 3, 1953.
  31. g) Macht einmal anders gesehen, Zurich, 1954.
  32. h) «Die Sozialstrukturen primitiver Gesellschaften», en A. Gehleny H. Schelsky (a cargo de la edición), Soziologie, Lehrœ undHandbuch zur modernen Gesellschaftskunde, Düsseldorf, 1955.

 

  1. Gorer, Geoffrey,
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  3. b) «Nature, Science and Dr. Kinsey», en Encounter, 6, 1954, pp.69 y ss.
  4. Hofstatter, Peter R., Einführung in der Socialpsychologie, Viena, 1954.
  5. Horkheimer, Max, «The Lessons of Fascism“, in Tensions that Cause Wars, urbana, 1950, pp. 209 y ss.
  6. Horney, Karen,
  7. a) Neue Wege in der Psychoanalyse, Stuttgart, 1952 (Nueva York, 1939).
  8. b) Der neurotische Mensch unserer Zeit, Stuttgart, 1951.
  9. Kardiner, Abram,
  10. a) The Psychological Frontiers of Society, Nueva York, 1945.
  11. b) Sex and Morality, Nueva York, 1954.
  12. Kernpe, G. Th., «Die Homophilen und die Gesellschaft», en Studien zur männlichen    Homosexualität, Beitr. z. Sexualforsch., cuaderno 5 (ver nº 7), 1954.
  13. Kinsey, Alfred C., Pomeroy, W. B., Martin, C. E., Gebhardt, P. H. y otros,
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  15. b) Sexual Behavior in the Human Female, 1953.
  16. Michels, Robert, Grenzen der Geschlechtsmoral, LeipzigœBerlín,1914.
  17. Niedermeyer, Albert, Handbuch der speziellen Pastoralmedizin, tomo Das Menschliche Sexualleben, Viena, 1949.
  18. Redhardt, Reinhard, «Zur gleichgeschlechtlichen mannlichen Prostitution», en Studien z. männl. Homosex., Beitr. z. Sexualforsch., cuaderno 5 (ver nº 7), 1954.
  19. Scheler, Max,
  20. a) Wesen und Formen der Sympathie, 2″ ed., Bonn, 1923.
  21. b) «Über Scham und Schamgefühl», en Zur Ethik und Erkenntnislehre, Schriften aus dem Nachlass, tomo 1, Berlín, 1933.
  22. Schwarz, Oswald, Über Homosexualität, Leipzig, 1931.
  23. Thibon, Gustave, La crise modeme de l’amour, París, 1953.
  24. Trilling, Lionel, «Der Kinsey Report»’ en Perspektiven, 1, 1952.

 

  1. Capítulo VI
  2. Ball, Hugo, Die Flucht aus der Zeit, 1946.
  3. Briffault, Robert, The Mothers, 3 tomos, Londres, 1927.
  4. Fortune, Reo, artículo «Incest» en Encyclop. Social Sciences, tomo VII, pp. 620 y ss., Nueva York, 1932.
  5. Heussi, Karl, Der Ursprung des Monchstums, Tübingen, 1936.
  6. Koppers, Wilhelm, «Ehe und Fmnilie», en A. Vierkandt (a cargo de la edición), Worterbuch der Soziologie, Stuttgart, 1931.
  7. Lévi.Strauss, Claude, Les structures élémentaires de la parenté,París, 1949.
  8. Malinowski, Bronislaw,
  9. a) The Father in Primitive Psychologie, Londres, 1927.
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  12. d) Sitte und Verbrechen bei Naturvolkern, Viena, 1949.
  13. Pareto, Wilfredo, Traité de sociologie générale, 2 tomos, París, 1917-19
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  15. Seligman, Brenda, «Incest and Descent, their Influence on Social Organization», en Journ. Roy. Antropol. Institute, tomo LIX, Londres, 1929.

 

  1. Capítulo VII
  2. Arnold, Franz, «Sinnlichkeit und Sexualitat im Lichte von Theologie und Seelsorge», en Beitr. z. Sexualforsch., cuaderno I (ver nº 7), 1952.
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  4. Habermas, Jürgen, «Die Dialektik der Rationalisierung», enMerkur, año VIII, 8, Stuttgart, 1954.
  5. Harding, Esther, Der Weg der Frau, Zurich, 4ª ed. Huizinga, Johan, Herbst des Mittelalters, 6ª ed., 1952. 85. Kronenberg, Louis, «Der Eine und die Vielen», en Perspektiven,7,1954.
  6. Lucka, Emil, Die Entwicklung der Liebe, 15ª ed., Berlín, 1920.
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  8. Matthias, L. L., Die Entdeckung Amerikas Anno 1953 oder Das geordnete Chaos, Hamburgo, 1953.
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89a Morus, Eine Weltgeschichte der SexuaUtiit, Hamburgo, 1957.

  1. Riesman, David, The Lonely Crowd; a Study of the ChangingAmerican Character, Yale University Press, 1950.
  2. Risentock-Huessy, Eugen,
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