sexología, erotismo, seducción, sexualidad

«Quiero todo y lo quiero todo ya». Esa suele ser la formulación de un lema que indica prisa y apresuramiento. Y que no conoce la noción de espera ni la de espaciación o merodeo.

La lógica de Eros es todo lo contrario a esa lógica de querer todo ya. La lógica de Eros -el erotismo- se detiene y merodea. Juega, disfruta, se regodea. Y vuelve de nuevo. Y de nuevo se detiene y vuelve.

«No te quites toda la ropa que me gusta verte así».. «No vayas tan deprisa, que quiero saborear esto poco a poco». Son frases que suenan para indicar simplemente esa lógica de los deseos. Al contrario, más que de deseos, muchos hablan de pasión. Y de pulsión o furia. Y luego de control. Curiosamente a la pasión, el deseo suele moverse por segmentos. No pierde la línea, la recorre paso a paso.

Eros es un daimon que va y viene. A veces irrumpe, pero esa irrupción es solo una forma de aviso de que él está ahí. Pero sus formas son lentas y de fondo. Eros no es precipitado, no es apresurado.

La seducción nace y crece lentamente. Y el placer de esa lentitud reside precisamente es ese arte. El arte de amar no opera a golpes sino gota a gota. Decir esto en la Era de la Prisa y del consumo compulsivo puede resultar algo extraño. Pero es que Eros -el erotismo- no es un producto de consumo sino otra cosa distinta.

El erotismo no es producto del mercado sino de los deseos. Claro que el mercado usa los deseos para transformarlos en productos. Pero eso es otra noción muy distinta que los ansiosos comerciales ponen en el lugar propio de la otra.

El mercado se mueve por esloganes agresivos. El erotismo se fabrica -se cuece a fuego lento. Se suele dar por hecho que, como estamos en la Era de la Prisa, ese otro erotismo tiene que adaptarse a esto. Pero no está nada claro que eso pueda probarse. Tener que adaptarse es una norma. Pero los deseos no suelen seguir normas, tienen su propia lógica. Y la siguen.

La noción de espera erotizada o la erotización de la espera es una de los más clásicos axiomas de la Sexología dentro de la seducción y el encuentro de sexos. Ha habido muchos intentos de ir contra ella, de eliminarla, de confundirla con normas morales o legales, con creencias.

Pero sigue ahí, fresca y atractiva. Las interpretaciones que se hace de ella, según modas o épocas, ha dado pié a toda clase de comentarios. ¿Qué tiene esa noción que tanta materia ofrece? Tiene una cosa que no tienen otras nociones: que está hecha de la materia más fresca, los deseos eróticos.

(Esta nota está dedicada a M-L. V. que me recordó que yo había planteado esta noción en una obra escrita hace ya tiempo. «Es en Teoría de los sexos: la letra pequeña de la Sexología -dijo-. En la parte dedicada a la Erótica». No he logrado encontrarlo. Y en lugar de buscar más, he escrito esto que espero que coincida. Gracias).

[E. Amezúa].

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