La excesiva facilidad con la que se ha recurrido al modelo animal en el continuo "instinto de reproducción-apareamiento" ha dejado fuera de juego el esquema humano de "seducción-cortejo-encuentro". Como es sabido, los humanos no se buscan para la reproducción sino para el encuentro. Las nociones de cópula o coito, así como apareamiento u otras similares han sido equívocamente utilizadas en la bibliografía científica, lo que ha creado el correspondiente vacío que ha solido llenarse con el recurso al término y concepto amor, de definición igualmente ambigua. De ahí la necesidad de profundizar en las nociones de búsqueda y desvío como en la no menos rica de encuentro. Los sexos no se buscan para el apareamiento, ni el apareamiento significa lo que en el mundo animal general que en el propiamente humano. A pesar de los llamados encuentros ocasionales para el placer, éstos se buscan para el encuentro. La otra noción vecina, el emparejamiento entre los humanos, no coincide con el apareamiento entre ninguno de los animales no humanos. Por todo ello las nociones de búsqueda y encuentro, necesitan profundización y clarificación. Dicho de otro modo: son referenciales y no son morales sino de epistemología.

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