Léxicamente, desde el relato de los seres redondos y cortados, expuesto por Aristófanes en El banquete de Platón ( 427 – 347 a J. C, se usa el vocablo sexo (corte, del verbo griego temneo) para designar la condición de los seres humanos en tanto que separados (cortados, sexuados) en dos mitades y que el deseo (Eros, Amor) impulsa a su búsqueda y encuentro para sentirse completos. Adaptado por el latín como Sexus (del participio tomós, cortado), el lexema sex se ha extendido a las distintas lenguas para significar la noción de corte y designar los dos grandes modos que diferencian a los seres humanos: el masculino y el femenino. Por efecto metonimia, la acentuación de los rasgos genitales más que el conjunto de los dos sexos, ha dado en llamar sexo a los genitalia. Y, por extensión de su uso, ha designado lo que se conoce como cópula. De esa forma la noción diferenciadora ha sido suplantada por una tan distinta como es la reproductora. De esta forma las ciencias naturales (y por extensión las ciencias de la conducta) hablan indistintamente de sexo para designar más la conducta de la cópula (la copulatory behaviour) o su resultado que la sexuación, es decir, el hecho de diferenciarse por razón de sexo. Y se ha pasado a designar conducta sexual a lo que es reducidamente el segmento de la cópula en lugar de la línea general de los sujetos sexuados.

 

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concepto falseado de sexo