Cómo influye el hijo en la pareja

En ciertas mujeres la maternidad es un sentimiento absorbente y la llegada del hijo resiente la convivencia.

La realidad demuestra que muchas parejas invierten o modifican sus relaciones ante la presencia del hijo.

Un punto muy delicado que aquí no pretendemos más que sugerir. Se trata de un paso muy complejo que tanto el hombre como la mujer suelen dar de un modo imperceptible, difícil de delimitar y describir. La mujer pasa de ser mujer de su marido a ser madre de su hijo. El hombre pasa de ser marido de su mujer a ser padre de su hijo. Los dos pasan de amantes o esposos a padres.

Este paso o frontera -este puente suele estar preñado de emotividad y de sentimientos más o menos enigmáticos, más o menos misteriosos. La mujer descubre en su cuerpo que está embarazada. Su cuerpo y su psiquismo se transforman. Toda ella va entrando – desde dentro- en una nueva dimensión, nuevas vivencias, nuevas constataciones, nuevos datos, nuevos sentimientos.

LA INCOGNITA DE LA PATERNIDAD

El hombre entra en su paternidad a través de su mujer y en la medida en que «Se hace a la idea» de que su mujer va a ser -es- madre. En ciertas mujeres la maternidad es un sentimiento absorbente. En otras no lo es tanto. El hecho varía en función de muchísimos factores personales, de pareja, socioeconómicos, sociales y culturales. Lo mismo nademos decir del hombre a otros niveles.

Artículos de sexología y sexualidad. Cómo influye el hijo en la pareja

Nos gustaría poder penetrar un poco más en este hecho tan humano, tan profundo, tan hermoso y delicado. Honestamente tenemos que confesar que existe mucha lírica en torno al mismo y muy pocos -a nuestro juicio ninguno- estudios que puedan darnos una pista ilustradora de estos intrincadísimos procesos. Por eso mismo queremos contentarnos también nosotros con señalar aquí el hecho y dejar el camino abierto a lo que las ciencias humanas puedan decirnos en el futuro…

ANTE EL HIJO NO DESEADO

Sin embargo, conviene anotar al menos algunas sugerencias que hemos podido ir viendo en el estudio de los típicos conflictos de las parejas jóvenes. Y es que el paso de amantes a padres suele provocar un cambio de rol que no siempre es comprendido o asumido alegremente.

Cuando un hijo no ha sido deseado en sus comienzos, suelen existir reticencias de uno o de otro de los padres. Una secreta culpabilidad y un mutuo reproche ante el fruto de un descuido o la evidencia de algo, que, de hecho, no han querido. La buena voluntad de los padres suele sobreponerse a estos hechos, pero –por debajo– algunas cosas suelen ir quedando y surgirán en los momentos más agudos de sus crisis.

También es preciso notar que la presencia de un tercero hace cambiar las modalidades de relación de antes. Algunas mujeres se centran en sus hijos y ponen al marido en un plano secundario. Especialmente se ven aquí ciertos conflictos que arrastran las parejas cuya relación no es de persona a persona y por ellos mismos, sino por otras circunstancias.

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LA INTROMISION DEL HIJO

Algunos maridos deseaban un hijo con vistas a «que su mujer se entreviera, porque no tenía nada que hacer durante el día ». Esta situación suele volverse adversa en muchas ocasiones. Algunas mujeres no querían realmente al marido, sino al hombre que podía darle un hijo, faceta que -aunque parezca sutil- tiene manifestaciones muy curiosas y conflictivas.

Sería muy necesario -y no hacemos más que sugerir algunas pinceladas- que el hombre y la mujer fueran pareja y que los hijos fueran hijos. Esta simpleza no suele ser muy comprendida por todos. Muchas parejas invierten sus relaciones con la llegada de los hijos. Y esto, a la larga, no beneficia ni a unos ni a otros.

Por EFIGENIO AMEZUA

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