DE SEXUALIDADES Y DESEOS

 

El objetivo último, o primero, de la Educación Sexual, ¡qué no se nos olvide!, es que cada cual pueda vivirse y expresarse sexualmente de modo que sea feliz

 

 

 

 

 

 

merece la pena, no sólo reflexionar sobre la Sexualidad «que les llevamos como sexólogos», sino hacerlo fundamentalmente desde y sobre «la que ellos son y viven como chico y como chica»

 

 

 

 

 

 

 

 

en muchas ocasiones, puede parecer que se hace lo mismo, cuando no es lo mismo

El orgasmo es un momento de disfrute, de intenso gozo, pero que dura apenas dos o tres segundos. El placer es otra cosa, mejor dicho los placeres. Son diversos y están antes, durante y después del orgasmo.

 

no hay sexualidad sino sexualidades

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En materia de sexualidad, hay que sentirse únicos, porque lo somos, y protagonistas y autores, porque merece la pena.

Al hablar de Sexualidad a grupos de jóvenes se suele tener la pretensión de contarles desde la Sexología, que es la Sexualidad, el Sexo o eso que llamamos nosotros el Hecho Sexual Humano. ¡Cómo si eso fuera lo que necesitan!

Puede que se consiga que atiendan con más o menos interés, dependerá del lenguaje, del tono y de todo eso que tiene que ver con las habilidades de comunicación. Incluso que se vayan satisfechos. Pero el resultado es conocido. Poco o muy poco.

¿Qué significa? ¿Qué a los jóvenes no les interesa especialmente conocer que es la Sexualidad?

Quizás sí les interese, sinceramente creo que sí, pero puede que sus verdaderos intereses están en otro sitio. Cerca, quizás muy cerca, pero en otro sitio.

Nosotros sabemos que cuando acabamos alguna de nuestras intervenciones, lo importante no es lo que hallamos dicho, sino lo que les haya quedado a cada uno. Y que por eso, y atendiendo a sus intereses reales, merece la pena, no sólo reflexionar sobre la Sexualidad «que les llevamos como sexólogos», sino hacerlo fundamentalmente desde y sobre «la que ellos son y viven como chico y como chica».

El objetivo último, o primero, de la Educación Sexual, ¡qué no se nos olvide!, es que cada cual pueda vivirse y expresarse sexualmente de modo que sea feliz. Y, sabemos, que cada cual sólo será feliz según su peculiar manera de entender lo que es la Sexualidad, y no según lo que nosotros les contemos.

Me explico. Yo pido a los jóvenes que me digan una palabra que ellos relacionen con Sexualidad. Cada uno dice la que quiere. Y salen palabras de todo tipo. Ejemplo:

Pene Sexo Compartir Tetas Clítoris Piel Vagina Testículo Orgasmo Amor Respeto Sinceridad Anticonceptivo Cuerpo Enfermedades Sexo Amistad Órganos reproductores Hombre Mujer Embarazo Coito Placer Confianza Homosexualidad Heterosexualidad Eyaculación Sentimiento Preservativo Sensaciones SIDA Penetración Caricias Beso Masturbación Comunicación Afecto

Habría muchas más palabras, siempre hay muchas más palabras. Con esto se trata de hacerles ver que cada uno tiene muchas y, por tanto, muchos conceptos en su cabeza, las que ha dicho y las que no. Es más, cabe la posibilidad de que alguien diga lo que no siente y viceversa.

Todos sabemos que cuando estamos en intimidad y pensamos en Sexualidad se nos encienden unas palabras, unas ideas, y no otras. Y que a veces esto no se corresponde con lo que decimos en público. Como si hubiese una sexualidad privada o íntima y otra pública. Como si, en ocasiones, jugásemos a ser lo que a lo mejor no somos.

Como ahora se trata de pensar, lo bueno sería que cada uno que leyese esto pensase en su sexualidad intima, en lo que realmente cree y no sólo en lo que «manifiesta»

Como ya he dicho, cada uno, cada una tiene su propia idea de lo que es sexualidad y en función de esa idea vivirá su sexualidad, serán distintas sus posibilidades o dificultades, y podrá, o no, ser feliz de un modo u otro.

Veamos, si cuando alguien piensa en sexualidad, enseguida piensa en pene, vagina, clítoris, testículo, y poco más que lo que abarcan los órganos genitales o el aparato reproductor será un estilo. Si, por el contrario, hay quién, sin desdeñar esos genitales, también piensa en las manos, los labios, la espalda, los muslos, en definitiva toda la piel, todo el cuerpo, será otro. Además, entre ambas posibilidades, hay muchas otras que ofrecen cientos de matices.

Creo además que no es sólo que se piense de forma distinta, creo que ese pensar lleva a actuar también de forma distinta. Somos lo que pensamos y pensamos como somos. Detrás de cada palabra, de cada idea hay una pequeña historia con la que vamos configurando nuestra biografía, tanto en lo personal como en lo erótico, qué además nos hace únicos.

Todo esto hace que en ocasiones, en muchas ocasiones, puede parecer que se hace lo mismo, cuando no es lo mismo. No son iguales las caricias, puede que ni los besos, de quien ubica su sexualidad y, por tanto, la de los demás en los genitales o de quien la ubica en todo el cuerpo. Puede que parezca lo mismo, pero no es igual, no tienen el mismo significado, ni creo que las mismas sensaciones. Quien piensa en cuerpo no renuncia a nada, cultiva muchas posibilidades. Quien piensa sólo en genitales, cultiva sólo de un tipo, está en su derecho, pero es otro estilo. Pero ¡ojo! No me olvido de que se puede disfrutar y ser feliz de ambos modos y de todos los demás.

Por las mismas tampoco es igual si, al pensar palabras, se piensa solo en el coito, o si junto a éste aparecen otras como caricias, besos, tocamientos, masturbación, sexo oral,… e incluso fantasías. Además, insisto, no es igual, aunque parezca lo mismo. Un coito no significará, ni lo disfrutará igual,, quien lo vive como lo único, como «lo más» o quien lo vive como una posibilidad, como una parte, importante, incluso muy importante, pero una parte de algo mucho más grande y con más posibilidades, que serían las distintas formas de expresarse eróticamente como hombre y como mujer. Pero no hablo sólo del significado, hablo también de cómo se disfruta, de cómo se viven las sensaciones y de cómo se sienten. De lo que no estoy hablando es de mejores o peores.

Con el orgasmo y el placer pasa algo parecido, no es igual, no puede ser igual si se tienen las relaciones eróticas para conseguir orgasmos o si se tienen para tener placer. Lo primero tiene que ver con buscar, lo segundo con encontrar. El orgasmo es un momento de disfrute, de intenso gozo, pero que dura apenas dos o tres segundos. El placer es otra cosa, mejor dicho los placeres. Son diversos y están antes, durante y después del orgasmo. Tener relaciones eróticas para disfrutar, significa quedarse satisfecho o satisfecha, significa quedarse con la sensación de que ha merecido la pena, con haber disfrutado de la relación. Esto para quien piensa en placeres, para quien sale a «encontrar» es sencillo. Casi todo le aporta y pase lo que pase disfruta. Por el contrario quien anda buscando orgasmos, todo le parecerá poco si éste no aparece, y cuando no aparezca o no cubra las expectativas, de nada habrán servido las sensaciones anteriores. Lo que quedará será la frustración de no haberlo logrado. Los que salen a encontrar son los que saben disfrutar de los viajes, los que salen a buscar solo esperan la llegada y ésta encima no siempre les reconforta. Además quien sabe viajar también sabe llegar, mientras que a la inversa no siempre es cierto.

Junto a estas palabras: los genitales, el cuerpo, el coito u otras formas de expresar, el orgasmo y el placer, suelen aparecer otras que hablan de sentimientos, emociones, afectos, comunicación o amor. Y me detengo en estas palabras para subrayar dos ideas. Quien cuando piensa en sexualidad piensa, además, en amor, confianza, respeto, sinceridad,… probablemente disfrutará más de sus relaciones eróticas cuando en ellas haya un hueco para esas palabras. Cuando se puede permitir ser coherente con su forma de pensar. La otra idea es una obviedad, las relaciones eróticas no se tienen sólo con un pene o con una vagina, detrás del pene hay un señor y detrás de la vagina una señora. Las relaciones eróticas se tienen con toda la persona y no sólo con su pene o su vagina.

Y, eso significa, con todo el hombre y toda la mujer, con sus sensaciones y sus placeres, pero también con sus emociones, sus sentimientos y sus significados. Es decir que lo que se hace, para quien lo hace tiene un significado y no te puede dar igual. Si es importante ser coherente con uno mismo, en las relaciones eróticas en pareja es importante que puedan convivir DOS coherencias. Y esto vale tanto para quienes las relaciones eróticas son fundamentalmente el coito, como para quienes el coito es sólo una de las formas de expresar.

Todo esto puede sonar cursi, o con un trasfondo de moralina, pero no es la intención. Tan solo quiere decir que merece la pena jugar sin ocultar cartas, sin fingir que se tienen las que nunca te vinieron con la mano, sin mentiras. No quiero decir que antes de las relaciones eróticas haya que contarlo o saberlo todo de la otra persona. Sería otra posibilidad, pero ese no es el mínimo. El mínimo es permitirse no tener que ocultar, ni fingir. El mínimo es permitirse ser coherente.

En definitiva de cada uno y de sus ideas, de sus ideas en intimidad, depende de cómo abordará sus relaciones eróticas, y por tanto también dependerá de cómo puedan resultar éstas.

Todo esto se resume, más o menos, en dos ideas. Una, que no hay sexualidad sino sexualidades. Tantas como hombres y mujeres porque cada uno tiene su peculiar manera de ser sexuado, de vivirse como sexuado y de expresarse como sexuado, ya sea un modo u otro. Por lo tanto no se tratará de que todos podamos ser iguales sino de saber que todos somos distintos, cada uno con sus palabras, sus ideas, sus valores y su forma de entender todo esto. Hace falta, eso sí, algo de curiosidad e inquietud por conocer y comprender tanto a uno mismo y su sexo como a los otros y el otro sexo.

Y como se trata de que cada cual pueda ser feliz con «sus» coherencias, para ello tendrá que saber interpretar sus deseos. Y esta es la segunda idea, si hay una palabra que tiene que ver con sexualidad esa es el deseo, no creo que alguien pueda ser feliz si hace algo que no desea. Por ello es muy importante saber cual son los deseos propios y no confundirlos con los ajenos. El deseo propio brota de dentro, y se le podrá cuidar con todo mimo, como quien cuida y cultiva una planta y se encarga de regarla y de ponerla al sol, pero no se le puede forzar. Si se le fuerza, entonces ya no es un deseo, sería otra cosa.

Por supuesto que como curiosos e inquietos podemos interesarnos por todo lo que piensan y hacen los demás, podemos hasta jugar, probar o intentar aquello que consideremos oportuno. Pero cuando uno o una quiere conocer realmente cuales son los deseos propios hay que saber mirar hacia dentro y dejarse de mirar hacia los lados. Y aquí viene el lío, tengo la impresión de que hay demasiados chicos y chicas, también hombres y mujeres adultos, muy pendientes de lo que puedan hacer y valorar los demás y bastante menos pendiente de los deseos y valores propios.

Sexualidades y Deseos, dos ideas que abarcan muchas más. Por ejemplo, que cada chico y cada chica acaben ¡y empiecen! Siendo los protagonistas de su propia vida sexual. Y, además, no sólo los protagonistas, también los autores, los que empuñan el lápiz ante las páginas que están por escribir. Si resulta que alguien se vive a sí mismo como si su historia ya estuviese escrita o como si fuesen los otros los que la tuvieran que escribir, «mal rollo». En materia de sexualidad, hay que sentirse únicos, porque lo somos, y protagonistas y autores, porque merece la pena.

No he hablado de homosexualidades, ni de heterosexualidades. Tampoco he hecho referencias a guapos o feos, a jóvenes o viejos o a personas con algún tipo de discapacidad, ya sea ésta física, psíquica o sensorial. He hablado de Sexualidades y ahí cabe las de todos. Porque todos somos sexuados, todos nos vivimos como tales y todos expresamos nuestra sexualidad de un modo u otro, y por supuesto con el mismo derecho a ser feliz. Por ejemplo, en el caso de los hombres y mujeres homosexuales son felices compartiendo el cuerpo y los afectos con alguno de su mismo sexo. Así sea, cada uno con sus coherencias y sus deseos. Por supuestos los propios, los que brotan.

Equipo Incisex

 

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