“…Me llamo Juan y aunque llevo saliendo con una chica algún tiempo y disfruto mucho cuando practico sexo con ella, me doy cuenta que miro a otros chicos y, en ocasiones, me imagino que estoy con ellos, practicando sexo y…”
“…llevo algún tiempo viendo películas porno lésbicas. Lo hago cuando estoy sola y por la noche, para que mi marido no me vea, porque no sé que va a pensar de mí. Aunque disfruto mucho con él, siento más, imaginándome que es otra mujer la que me está acariciando y tocando en los momentos que tenemos sexo…”
“…me gusta vestirme con ropa de mujer, tacones altos y pantys. Cuando me los pongo, me miro al espejo y me gusto…también disfruto más masturbándome, vestido así…”
“…Soy un chico de 29 años que ha estado con chicos y chicas. Me gustan los dos sexos y disfruto con ellos. Pero últimamente, me siento mal, porque he empezado con una chica y al contárselo, dice que no le gusta, que es la primera vez que está con alguien así, que me tengo que decidir y, yo no sé que hacer…”
Estos breves párrafos forman parte de consultas que hemos recibido en nuestra web.
Todas presentan un interrogante común: qué soy…qué me gusta…qué me pone..??? compartiendo dudas, silencios y algún miedo.
Aunque cada persona que nos escribe merece una respuesta individual, porque individual es también su manera de entenderse, con este artículo os invitamos a reflexionar e intentar dar un poco de refugio y luz donde parece que sólo hay sombras.
Somos mujeres o hombres. No hay más.
Aunque existen infinidad de maneras de vivirse, de sentirse y de expresarse en ese cuerpo de mujer o en ese cuerpo de hombre.
Estas maneras cambian, evolucionan de la misma forma que lo hacemos nosotr@s.
Se alimentan de las enseñanzas de nuestros tutores, docentes, amigas y amigos, de lo que leemos, de lo que hemos visto, lo que hemos leído, lo que nos han contado, de nuestras experiencias, sueños, expectativas, deseos y fantasías.
Por todo esto, no habrá una mujer igual a otra ni un hombre igual a otro y con un sentir idéntico.
Por ello, la Sexualidad y la Erótica no se podrían (ni se deberían) dictaminar y juzgar, tan sólo (y es mucho) vivirlas, sentirlas y disfrutarlas.
A menudo, nos topamos con apartados herméticos que intentan encasillar nuestros gustos, nuestros deseos y fantasías para así denominarlos (y a nosotr@s) de tal o cual forma.
Hablo de las parafilias, de las desviaciones, de las enfermedades, de los vicios, de los pecados, de la homosexualidad, de la heterosexualidad, del transexualismo, del travestismo…un sinfín de términos que nos engloban, nos uniformizan, diluyendo la esencia misma del ser sexuado que somos.
Parece que hay un pequeño lío entre los deseos y las fantasías eróticas y este entuerto parece que contagia también a nuestra identidad propia como mujeres y hombres.
Los deseos y las fantasías conforman nuestro imaginario erótico.
Algunos de estos deseos y fantasías estarán en la cabeza de much@s de nosotr@s, mientras que otros, serán más particulares y no por ello, menos valiosos y satisfechos.
Lo que deseamos, lo llevamos a la práctica siempre y cuando nos apetezca y si es compartido, cuente con el respaldo y la aceptación de la pareja.
Pero las fantasías son algo diferente…no necesitamos de su realización, para saborearlas, porque son simplemente, eso, ensoñaciones que al recrearlas en nuestra cabeza ya consiguen el efecto deseado.
Una chica puede recrearse imaginando que está besándose con otra chica…la imaginación de un hombre le puede llevar a fantasear con que le están azotando con un látigo de cuero y que alguien al oído, le susurra lo que va a hacer a continuación con él… Y posiblemente estas escenas al ser filmadas en sus cabezas hagan que se exciten más y disfruten con ellas y por ellas, pero no querrá decir necesariamente que deseen llevarlas a la práctica.
Y si fuera así, dejarían de ser fantasías para convertirse en deseos!!
En las fantasías no existen límites de ningún tipo ya que no pasan por nuestro control particular…somos libres de imaginarnos cualquier cosa que nos atrevamos y tal vez aquí radica su magia y su fascinación. En la capacidad de autoexcitarnos sin frenos ni barreras.
Pero los deseos, éstos sí que pasan por el código de valores personal y diferente para cada persona. Únicamente, nosotras y nosotros seremos los que establezcamos en último término lo que queremos, lo que deseamos llevar a la práctica y lo que deseamos mantener en nuestras fantasías.
Si echamos otro vistazo a las consultas que encabezan este artículo, el primer interrogante que surge en estas personas es: qué soy heterosexual, homosexual, bisexual, transvestido o estoy enferm@…??
Y desde aquí no dudamos ni un instante de la confusión que todo esto puede acarrear, y, tal vez por ello, nos inclinamos a pensar que la cuestión no pasaría tanto por el camino de la pregunta-respuesta, acción-reacción-consecuencia sino por el de la autorreflexión, congruencia y aceptación de nuestra condición de ser sexuad@.
Vivimos en un mundo, digámoslo, etiquetado.
Cada conducta, cada pensamiento, cada situación, cada deseo… llevan asociados una marca, un distintivo.
Algunos de los cuales están valorados considerándose metas a alcanzar, mientras que otros, son subestimados, menospreciados por no ser compartidos o simplemente por ignorancia y desinterés.
Y con tanto corsé, da vértigo y miedo salirse y despuntar…
Pero no podemos olvidar que el objetivo último de la Sexualidad y en definitiva de nuestro yo es intentar ser felices en el modo en que nos vamos construyendo cada día y esto implica conocernos y sentirnos satisfechos de cómo somos, qué sí, qué claro que podemos seguir evolucionando pero a nuestro ritmo y cogiendo nuestras propias rutas, que somos únicas y únicos, sin comparaciones ni condiciones y expresando nuestra Erótica del modo que mejor la entendemos y sentimos…a nuestro modo!!!
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