Las paradojas de los deseos modestos
El hecho de que los deseos hayan sido supeditados de tal forma a los deberes ha creado paradojas que, desveladas, resultan muy sencillas de entender pero en las que la educación moral ha instalado a los sujetos de forma general.
En ocasiones se dice hacer lo que se desea pero esto equivale a lo que se debe desear a partir de un principio moral que es desear el bien para la pareja con el que generalmente coincidimos pero que no es del mismo orden que el deseo del que hablamos y no es una contradicción entre ambos significados sino una paradoja mediante la cual un significado excluye al otro. Más aún, es su contrario.
En otras ocasiones se ha adueñado tanto el sentido del deber que no se diferencia entre lo que se debe y lo que se desea. O entre lo que se desea y lo que se desearía, así como lo que se debería desear.
Esta serie de sutilezas se dan habitualmente y no son nada refinadas sino la realidad cotidiana, llena de paradojas.
Qué es lo que atrae a los sexos
Los deseos, bajo el clima o criterio general de las obligaciones de la cópula, habían quedado sin cultivar. De ahí que, en términos didácticos, la paradójica medida de obligar a dejar ésta al margen era la única forma de acceso a este otro horizonte.
Metidos ya en él ¿qué es lo que realmente apetece a los amantes? El deseo no es una realidad abstracta ni se mueve por grandes fines sino por vías y pasos simples y elementales que generan, a su vez, sensaciones y nuevos móviles de atracción y de deseo. No se rige por líneas largas o abstractas sino por la secuenciación de tramos cortos e inmediatos.
La noción de los deseos comunes
El objeto del deseo no es, pues, la cópula ni, en términos más comunes de hoy, hacer el amor —léase, incluso, por usar un término grosero, follar— como un todo sino una serie de realidades segmentarizadas y, por lo tanto, sencillas, tales como ver, oir, oler, pensar, tocar, sensar, notar, sentir, palpar, besar, escuchar, vivir el momento, etc.
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Cuando Masters y Johnson verificaron experimentalmente que hacer más lo que apetece entre los amantes y menos lo que se debe era una de las claves para el tratamiento de las dificultades más abundantes en el encuentro de los sexos estaban poniendo uno de los rasgos centrales del nuevo ars amandi.
E.Amezúa y N.Foucart («El Libro de los sexos» etapa Bachillerato)
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