HISTORIAS SEXUALES

Havelock Ellis

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Havelock Ellis, junto con Hirschfeld y Bloch, constituyen la primera generación de teóricos que iniciaron lo que en términos científicos se conoce como sexología moderna.

 

La segunda generación de sexólogos, formada tras el paso de la hegemonía europea a la norteamericana, será la de Kinsey y Masters y Johnson. El hilo conductor entre ambas generaciones es, como ha señalado Paul Robinson, el proceso de la modernización del sexo o,como hemos expuesto por nuestra parte de forma más explícita, la construcción de una teoría y una lógica moderna de los sexos así como la pragmática que se deriva de ella.

 

Una de las más significativas aportaciones de esta modernización —por otra parte común en ambas generaciones— es la acentuación del axioma de Ellis que puede formularse así: antes de considerar algo como anómalo o patológico es preciso ahondar y detenerse en el análisis de sus condiciones de normalidad como fenómeno que, por ser desconocidas o no consideradas pueden inducir a error en su consideración y, obviamente, en su enfoque y tratamiento.

 

Una formulación más explícita podría ser ésta: el estudio detenido del fenómeno de los sexos ofrece más variedades objeto de atención que trastornos objeto de tratamiento. Ellis lo ha escrito textualmente: “La consideración patológica se ha extendido; pero el estudio de los fenómenos normales como tales fenómenos —y no ya, ni sólo, como problemas— ofrece otros horizontes en este campo”.

 

Historias sexuales versus historias clínicas

 

El dispositivo más plástico para concretar este axioma fue ofrecido por Ellis con su interés por las historias sexuales por encima de las historias clínicas.

 

Las historias clínicas representaban —y representan— el instrumento a través del cual se materializaba un modelo de trabajo con respecto a los problemas sexuales. Se trata, como es bien sabido, de un modelo consagrado en otros campos, traído al de la sexología desde ellos. Frente a ese modelo y ese instrumento, Ellis plantea un instrumento que responde a otro modelo.

 

La prisa por el tratamiento, la urgencia por el recurso a las historias elaboradas con enfermos, especialmente de los internados en instituciones manicomiales aquejados de perturbaciones o detenidos por delitos relacionados con asuntos genitales, llevó a extender el modelo patológico de una forma general fusionó la vida sexual con la morbosidad en términos científicos como antes lo había sido en términos morales. El recurso de la historia clínica, lejos de ser un simple recurso instrumental, sirvió para la generalización de ese modelo en su totalidad.

 

Tanto Ellis, como Bloch y Hirschfeld, en la primera generación, así como Kinsey y Masters y Johnson en la siguiente, siguieron un modelo de estudio diferente en el cual, lejos de las historias clínicas, utilizaron historias sexuales de sujetos no enfermos, cada uno de ellos con formas diferenciadas de los otros, pero con ese rasgo común: no se trataba de historias clínicas al uso sino de historias sexuales.

 

Resulta muy significativo constatar que ha sido precisamente desde esos parámetros desde donde, tanto en la primera como en la segunda generación de sexólogos, se han podido perfilar los principales pasos dados en el siglo XX en la modernización sexual. Se trata, en todos ellos, de recursos y modelos ajenos al formato clínico tradicional. El esfuerzo por integrar a Masters y Johnson en él por parte de las adaptaciones e interpretaciones desde sucesivos intentos ha terminado incluso por hacer creer que el modelo de Masters y Johnson es un modelo médico, cuando la realidad está lo más ajeno a él, por más que se lo haya hecho aparentar por razones profesionales o, mejor dicho, laborales.

 

En todo caso el recurso a las historias sexuales, al margen de las historias clínicas, merece más atención por parte de los sexólogos.

 

La muestra que ofrecemos

 

La muestra que se ofrece en esta monografía corresponde a ese recurso de historias sexuales demandadas iniciado por Havelock Ellis, a través de las cuales se trataba de hacerse una idea de cómo los sujetos se planteaban su sexualidad y cómo, en concreto, se la explicaban en el desarrollo de su propia biografía.

 

Se trata de historias sexuales correspondientes a los años inmediatamente últimos del siglo XIX y primeros del XX. No es fácil cuantificar el volumen que Ellis llegó a reunir. En ocasiones habla de algunos centenares, en otras de miles, según va utilizando el material en sus obras. Pero no es tanto la indicación estadística la que puede ser de interés, cuanto la cualitativa como cambio de óptica y condición de estudio del mismo fenómeno sexual.

 

La presente muestra ha sido tomada de los apéndices correspondientes a los volúmenes III, IV y V de su Summa sexológica, tal como aparecieron en la versión castellana de la Editorial Marín en 1913. La edición completa y definitiva data de 1938, un año antes de la muerte de Ellis, en la Randon House.

 

Efigenio Amezúa

INDICE

 

Introducción

 

1a Parte : Historias sexuales aparecidas en el apéndice B del Vol. III

Historia I

Historia II

Historia III

Historia IV

Historia V

Historia VI

Historia VI

Historia VIII

Historia IX

Historia X

Historia XI

Historia XII

2a Parte : Historias sexuales aparecidas en el apéndice B del Vol. IV

Historia I

Historia II

Historia III

3a Parte : Historia sexuales aparecidas en el apéndice del Vol. V

Historia I

Historia II

Historia III

Historia IV

Historia V