La sexología es la ciencia de la sexualidad. Así de simple y así de breve. Nuestra ignorancia –ya tópica- de la sexualidad trae consigo la correspondiente ignorancia – muy explicable- de qué es y en que consiste la sexología como ciencia. Hubo un tiempo en que no había ingenieros como hubo un tiempo que no había oculistas o cardiólogos. La necesidad fue dando a cada especialidad su reconocimiento y su valía. Posiblemente estemos empezando ahora con la sexología, lo mismo que hace cincuenta años sucedió con otras especialidades.
Dos hechos han sido la base de la sexología: el estudio del fenómeno del sexo humano y el conocimiento de la dinámica de la sexualidad. El sexo ha existido siempre. La sexualidad – aunque pueda parecer muy raro- es una dimensión humana muy nueva, concretamente de nuestros días. El mismo término pasa en los diccionarios como un neologismo o incluso inexistente.
Un dato que puede ser muy chocante. Hace años, en torno a 1974 se vio en los diarios esta noticia: “la Real Academia de la lengua acaba de reconocer varios vocablos y acepciones nuevas, entre las que figuran… «Sexualidad»”. Uno tiene que hacer un esfuerzo verdaderamente inaudito para comprender esta noticia, fechada exactamente el día 23 de mayo de 1974. Hizo falta llegar a 1974 para que la Real Academia de la Lengua “admitiera” en nuestro léxico el término de sexualidad…
¿Podemos extrañarnos de que no se sepa con exactitud que es la sexología, ciencia de la sexualidad? Por otra parte, el objeto de la sexología se encuentra muy lleno de emotividades y de susceptibilidades individuales y colectivas por el simple hecho de ser una dimensión vital humana que ha sido siempre ocultada o camuflada y nunca reconocida como realidad humana. ¿Podría extrañarnos que, ante estos hechos, no se sepa muy bien qué es y en qué consiste la sexología?
Y, sin embargo, llevamos ya un siglo entero tratando de la sexualidad y de sus implicaciones integrales de la vida humana, tanto individual como de relación. Para ser un poco concretos: suelen dividirse en tres las fases o etapas por las que ha pasado la sexología como ciencia. Una, antigua y de carácter precientífico que llega hasta los descubrimientos modernos – de hace un siglo- sobre ciertos problemas muy concretos del fenómeno sexual humano. Una nueva etapa en la que la sexología entra en su fase científica que corresponde a nuestro siglo. Y una tercera etapa que corresponde a los últimos ochenta años en los que todos estos conocimientos sexológicos han ido siendo coordinados de forma que ha sido posible elaborar un todo coherente.
En nuestros días podemos hablar de la sexología como de una ciencia y una disciplina que estudia, investiga y elabora datos y elementos relativos a la dimensión sexual humana con dos especiales fines concretos: la educación sexual y la terapia o tratamiento de problemas sexológicos. Estos dos fines son los más visibles y palpables por cualquiera. La ciencia, como ciencia, es lo que queda en el trasfondo de la investigación sexológica.
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