Las desproporciones del sexo

La vida sexual y el deporte

Existe un excesivo temor por las dimensiones, que sólo se deben a la falta de una información adecuada. En los casos de parejas que achacan a la desproporción de sus órganos la incompatibilidad, deben buscarse otras causas y variar el comportamiento.

Se preguntan muchos hombres y mujeres –en especial los adolescentes y jóvenes- por algo que, cuando se comenta suele provocar sonrisas cómplices. Se trata de las proporciones de los órganos genitales. ¿Cabe el pene en una vagina? ¿Todos los penes pueden caber en cualquier vagina?

A un nivel más concreto, algunas mujeres suelen plantearse preguntas sobre sus «estrecheces» y es muy curioso –aunque resulte chocante-, que esta clase de preguntas suele ser más abundante de lo que a simple vista podría parecer.

EL TAMAÑO DEL PENE

Ya dijimos en su momento que este problema es más una fantasía que real. En efecto, las longitudes o tamaños del pene masculino suelen ser de tres tipos: uno medio y normal, otro más bien pequeño y otro más bien grande. El tamaño normal se calcula en unos 15 centímetros de longitud, por unos 9-11 de perímetro, en su estado de erección. Esto, al menos, en la raza blanca.

Existen hombres que poseen tamaños por encima de la media normal. Por ejemplo, del orden de 16-17 centímetros de largo. Pocos de 20 centímetros y poquísimos –aunque haya casos- , que incluso superan esta cifra. Igualmente –y casi en las mismas proporciones-, existen hombres cuyo pene en erección mide por debajo de 15 centímetros. Por ejemplo, entre 11-12 centímetros. Y otros –más bien minoritarios-, por debajo de los 11 y 10.

DIMENSIONES DE LA VAGINA

En cuanto a las dimensiones medias o normales de la vagina femenina, las actuales investigaciones dan una extensión de 9-10 centímetros de profundidad, aumentable durante la excitación en más o menos proporción. La variabilidad es la misma en cuanto a la anchura, elástica según los casos.

No es muy necesario insistir sobre lo que ya hemos advertido más ampliamente en otros momentos, referente a la cantidad de tópicos que se han fabricado en este punto. El hombre se preocupa de sus dimensiones –que quisiera olímpicas- con el temor de «no poder satisfacer a su mujer». También con un complejo de «ser menos viril». La mujer se preocupa del posible «daño» que una cosa tan grande pueda causar en una cosa tan pequeña, como es su vagina.

TEMORES INFUNDADOS

Todos estos «temores» -y ahí está la clave-, no pasan de ser temores. Es muy raro encontrarse con personas incompatibles por estos presuntos problemas. Ciertas mujeres se crean verdaderos pánicos, por ignorancia o falta de información. Ciertos hombres se crean verdaderos complejos, por la misma falta y el exceso de machismo.

Digamos muy cuerdamente que desde este punto de vista, las incompatibilidades entre los sexos no tienen por qué existir. El acoplamiento sexual tiene que contar con todo esto. Pero no hay razón para sacar de quicio los problemas.

VARIACIONES POSTURALES

En los casos concretos en los que los órganos genitales «sean tenidos como causantes de incompatibilidades», es preciso contar con otras razones. La falta de delicadeza del hombre en la penetración, el miedo y la ignorancia o el excesivo pudor en la mujer, suelen ser los más frecuentes. Pero las incompatibilidades –insistimos- no residen en las distintas formas de ser de los órganos genitales mutuos.

Sería conveniente sugerir que en algunos casos se recurra a las variaciones postulares, a las formas y modos distintos que cada cual puede inventar en el encuentro amoroso. Si esto no es posible por propia inventiva, bueno es pedir información. Nosotros lo trataremos más adelante.

Efigenio Amezua

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