TRES CONCEPTOS QUE SE CONFUNDEN CON FRECUENCIA

Rebeldía, liberación, libertad

Rebeldía, liberación, libertad

 

La rebeldía no es lo mismo que la liberación. Ni la liberación lo mismo que la libertad. Las tres cosas suelen considerarse equivalente, y sin embargo, son, en el fondo, realidades muy diversas. Tal vez se sitúe aquí uno de los más densos problemas por lo que ha pasado la mujer.

REBELDIA, ESTALLIDO

Una mujer rebelde es una mujer que dice no, que grita NO. Negar las cosas que se habían admitido, eso es la rebeldía. Negarse a ser objeto del macho eso es la rebeldía. Negarse a seguir soportando hechos y leyes discriminatorias por el hecho de ser mujer y decirlo en alto, eso es la rebeldía.

Tenía que llegar y empezó a ocurrir. Tenía que explotar esta situación por algún lado, y empezó el estallido. La rebeldía es la actitud que revelan expresiones como: “estoy harta”, “estoy hasta el gorro”, “no aguanto más”, “estallo”. Estas expresiones son reflejo de una situación mantenida en tensión durante mucho tiempo.

Un buen día no se aguanta más y se estalla. Es la rebelión. Rebelión de los esclavos que hemos estudiado en la historia. Rebelión de los obreros oprimidos contra sus patronos. Rebelión de los colonizados contra los colonos. Rebelión de los hijos contra los padres. Rebelión de las mujeres sumisas contra los maridos machistas.

LIBERACIÓN, RESPIRAR

La rebelión es un camino de liberación, lo mismo que el decir no a una cosa puede ser el camino para decir si a otra. Sin embargo, la rebelión no implica liberación. Ha habido, a lo largo de todos los tiempos. Rebeliones ahogadas, amansadas, asfixiadas, apabulladas. Todos las conocemos. De los esclavos a las mujeres, pasando por los colonizados o los obreros.

Démosle un nombre más claro, como comparación, el golpe de Estado. Y podemos ver como muchos golpes de Estado han sido ahogados y deshechos, desarticulados. Lo cierto es que –aunque no sea el único camino- la rebelión puede llevar a la liberación. Dicho muy plásticamente, la liberación es poder decir ¡uff! Y respirar sin el atosigamiento de lo que oprimía.

He aquí algunas expresiones de esta liberación: “ya quedé libre, “ya puedo hacer lo que me de la gana”, “ya dejé lo que me hacía imposible el vivir”, “ahí queda eso”. La mujer que termina un pleito de pareja en su favor puede exclamar de todas esas formas para mostrar que se ha liberado de un peso opresor. El hombre que se libera de una mujer atosigante puede usar las mismas expresiones. Lo mismo podemos decir de los esclavos que ven a sus dueños encadenados. Son situaciones muy similares.

LIBERTAD, PROGRAMA

Ser libre es algo más y muy distinto de ser rebelde. Y algo también muy distinto a sentirse liberado. Hay muchas personas rebeldes y muchas que se dicen liberadas. Ser libre es algo más que quitarse de encima un peso. La libertad es todo un programa de acción y de vida. Por eso sería bueno no usar o no abusar demasiado de esta palabra y mucho más hablando de la sexualidad.

Quede como constancia que la banalización de estos términos –y su uso mercantil- suelen dar imágenes muy falsas. Lo mismo que el griterío suele encubrir verdades hondas. La sexualidad femenina –como la masculina- todavía dista de conocer la libertad. Estamos en su desarrollo, en plena adolescencia, en pelan rebeldía.

Efigenio Amezúa

Nadette foucart

Convivencia Sexual (1975)

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