Breve historia del lesbianismo

Artículos de sexología y sexualidad. Breve historia del lesbianismo

De la mujer que le dio nombre, Safo de Lesbos, al reconocimiento actual de este fenómeno

La homosexualidad femenina suele tener un apelativo que le distingue de la masculina: lesbianismo. En otros tiempos las relaciones de una mujer con otra se denominaba «amor lésbico». Hoy solemos llamarlas lesbianas. ¿Por qué?

La más célebre —y pionera, al menos oficial y conocida— de las mujeres lesbianas fue Safo de Lesbos. Lesbos era una isla del mar Egeo. Safo de Lesbos vivió en torno a los años 630-560 antes de J. C. Mujer muy admirada en el mundo griego por sus dotes humanas, líricas e intelectuales. Poetisa delicada y sensible, Safo nos ha dejado una forma métrica para lo poesía.

Sin embargo, su celebridad ha sido mayor como «fundadora» del safismo o lesbianismo, como actitud sexual de la mujer que siente la atracción de personas de su mismo sexo.

LOS BAÑOS ROMANOS

Historiadores romanos, como Plutarco, han dejado ciertos testimonios que muestran la existencia de baños diseñados para nobles homosexuales del sexo femenino. Un detalle, por ejemplo, es la institución de las esclavas «felatoras», dispuestas a satisfacer los deseos de estas nobles damas mientras tomaban sus lociones. Sin embargo, la historia no ha sido pródiga contando casos sobre esta práctica sexual de la mujer. Es preciso reconocer un silencio, entre chocante y extraño, en torno a ello.

RENACIMIENTO

En el Renacimiento, con la exaltación del cuerpo y de la sensualidad, la homosexualidad femenina ha sido más cultivada a nivel público y notorio. Por ejemplo, son conocidas las mujeres que formaban el llamado «Batallón volante» de Catalina de Médicis, así como de otras nobles que, secretamente, seguían sus ejemplos.

SIGLO XVIII

Es célebre el caso de un club, formado en Francia bajo la advocación de «Las vestales de Venus», auténtica organización de lesbianas, muy bien organizadas, con varias ramificaciones, todas ellas formadas por mujeres de la alta aristocracia. La obra de Mairobert, «Confesiones de una joven», describe las actividades de este club y las condiciones severas de las participantes.

Como detalle podemos resaltar el juramento de no tener relaciones sexuales con un hombre. He aquí un párrafo, transcrito por Frank Caprio: «Una lesbiana es una mujer que no ha tenido nunca relaciones sexuales con un hombre, que está convencida de la perfección de su propio sexo, que encuentra en él el amor puro y verdadero, que se entrega a él con cuerpo y alma, que reniega del otro sexo como endeble e infiel. Una lesbiana puede ser también una mujer de cualquier edad que, aunque en otro tiempo se sometió a las leyes de la naturaleza del estado por la propagación de la especie, reniega de todo ello y se dedica a la diosa del verdadero amor

SIGLO XIX

A fines del siglo XIX, el problema de la homosexualidad femenina empieza a ser estudiado con cierta atención Es muy curioso el silencio general que se ha hecho en la historia sobre este fenómeno. Sin embargo, también es digno de resaltarse que, como ha pasado con otros fenómenos sexuales, también éste «ha olido demasiado a clínica», según frase célebre de André Gide

Los primeros estudios dignos de nuestros tiempos son los del célebre Havelock Ellis, de fines de siglo pasado, pero que, con visión serena y antropológica, están apuntando las adquisiciones de las nuevas ciencias humanas y sexológicas. De hecho, después «de sus estudios, viene Sigmund Freud. Con Freud —como es sabido— empieza la polémica, pero con la polémica, también la liberación de muchos silencios.

SIGLO XX

La gran encuesta llevada a cabo desde los años 30, como es la de Kinsey, sobre el comportamiento sexual de la mujer norteamericana, revelaba que entre el dos y el seis por ciento de las mujeres se dan exclusivamente a un comportamiento homosexual. Incluso que un veintiocho por ciento de mujeres han tenido, a veces, inclinaciones de tipo homosexual. De ellas, un trece por ciento —siguen los datos de Kinsey— han llegado a una vivencia del orgasmo de ese modo.

Una nueva encuesta, a nivel nacional —en Francia, 1972—, la del Informe Simón, sobre el comportamiento sexual de los franceses, confirma que «un tres por ciento de francesas han declarado haber tenido relaciones sexuales con personas de su propio sexo». Aparte de estos documentos conocidos de todos, el hecho lesbiano hoy es ya motivo de conversación. Siempre ha existido. Hoy se empieza a reconocer que existe.

La homosexualidad femenina, después de Freud y sus célebres polémicas, la revolución sexual, la emancipación de la mujer, el feminismo, los movimientos reivindicativos, etcétera, la realidad homosexual femenina es un hecho que nadie hoy se atreve a discutir.

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