Es preciso hacer notar las diferencias, que se confunden lamentablemente.
El calificativo sexual suele emplearse muchas veces a la par con el de genital. Y no son iguales. Sexual viene de sexo. Genital viene de generar, generación. De sexo viene sexualidad. Y sexualidad no debe ser confundido con genitalidad. Son dos cosas muy distintas aunque se empleen de un modo parecido.
Por eso, hablando estrictamente y con propiedad, no significa lo mismo «órganos sexuales» que «órganos genitales». Aunque parezca una sutiliza, es algo muy importante, generalmente se ha asociado la sexualidad con la genitalidad. Y se ha reducido la sexualidad a procrear, a engendrar.
Sin embargo, la sexualidad tiene una enorme riqueza, es de una dimensión mucho mayor, engloba más, habría que decir incluso que la sexualidad es una cualidad humana, de la que no se puede nunca prescindir impunemente. Por el contrario, si se puede prescindir de la genitalidad o generatividad.
Incluso las personas que tienen hijos, los tienen en un momento dado. Su sexualidad sigue, antes o después. Su genitalidad procreadora sólo es funcional, utilitaria, tiene una finalidad muy concreta. Mientras que la sexualidad es desbordante, infinita, se podría decir.
Tampoco es lo mismo decir sexual que erótico.
Sexual es todo hombre o mujer, puesto que todo hombre o mujer tienen su propio sexo. Erótico es un término que indica más bien el cultivo de la dimensión sexual. Es muy importante comprender esto, aunque solamente sea por una simple razón: el hombre y la mujer son, por naturaleza, sexuales. Pero para ser eróticos; es decir, con una sexualidad cultivada, es preciso una educación de la sexualidad.
Podríamos decir, para entendernos, que el instinto natural es el que da la sexualidad, mientras que el deseo humano y sus avatares da la dimensión erótica. Por supuesto que no debe confundirse –como sucede– erótico con pornográfico. Son dos cosas muy distintas. La dimensión erótica hemos dicho que es el cultivo de la sexualidad. La pornografía es su destrozo, su degradación.
El hombre y la mujer que se degradan, sexualmente hablando, son pornográficos. El hombre y la mujer que se cultivan, sexualmente hablando, son eróticos. No viene usar a troche y moche el término erotismo como suele usarse. El erotismo es una dimensión humana muy noble. Y suele usarse, por desgracia, para significar pornografía.
Por EFIGENIO AMEZUA (diciembre 1975) |