GENITALES DEL HOMBRE

EL PENE , REALIDAD Y SÍMBOLO

El pene es un órgano que tiene en el cuerpo humano una doble función: la micción (expulsión de orina) y la eyaculación. Aparte de estas funciones es conocido por todos el sentido del pene en la significación y simbolismo humano masculino. Símbolo de poder, pero precisamente por eso demasiado filtrado de tabúes. Elemento importante en la relación sexual ¿Qué se sabe exactamente sobre el pene? y… ¿qué debe saberse?

A simple vista, lo que se sabe sobre el pene es su forma visible. Una, en estado normal de flaccidez; otra, en estado de erección. Y dentro de estas dos formas principales las variaciones, tanto de tamaño como de posición, pueden ser varias. Hay pene cilíndricos, penes más gruesos y menos gruesos, más largos, más estilizados. La gama de formas que admiten otros órganos —por ejemplo, la nariz— es igualmente aplicable al pene.

Sin embargo, el pene es el único órgano eréctil masculino. En erección es más fácil su examen. Veámoslo de cerca. Consta de tres grandes partes: Una, el nacimiento o arranque, a la altura del hueso púbico. Otra, lo que es propiamente el cuerpo del pene. Y la tercera lo que constituye la terminación: el glande o cabeza del mismo. Un largo conducto lo atraviesa por su centro. Es la uretra, cuya función es la micción y la eyaculación, que empieza en la vejica y termina en le final del glande con su salida al exterior.

La epidermis del glande es fina, de color violáceo y liso, cambiando ligeramente de color del estado normal al de erección. Esta zona es sumamente rica en corpúsculos fáciles a la excitación, lo que le hace ser una de las zonas erógenas más excitables en el hombre y más dotada de capacidad y densidad erótica y sexual. Su enorme sensibilidad hace que la excitación mal hecha o brutal pueda causar molestias e irritaciones.

En cuanto a la erección —es decir, el paso del pene al estado eréctil, recto, turgente y duro— consta de dos fases principales. La primera es suave y débil; la segunda , dura y firme. En ambas intervienen los reflejos condicionados del sistema nervioso, movidos por las sensaciones, así como por los músculos del perineo, zona no muy conocida en las caricias pero de gran densidad de excitación también.

ESTIMULACIÓN

Todo deseo erótico trae consigo una más o menos pronunciada erección. Y ella es la prueba de la repercusión psicosomática de la erótica humana y el deseo. La estimulación erótica es, por esto, importante. Hay dos clases de estimulaciones: psíquicas y físicas. Aunque las dos pueden estar implicadas en lo que antes hemos llamado psicosomática.

El deseo, las imágenes sensuales o sensoriales, así como los pensamientos, tienen una influencia sobre la erección. En estos casos la erección es como una aguja que marca el grado de excitación del conjunto humano. Pero también la estimulación física, como la manual o de otra clase, traen consigo la erección.

A juicio de los sexólogos, el borde inferior del glande es la zona más sensible al estímulo táctil. Lo mismo que la parte inmediatamente inferior a la salida o desembocadura de la uretra, denominada frenillo. Pero igualmente el cuerpo central del pene es sensible a la fricción, por su dotación de cuerpo cavernoso —como los de una esponja— y su provisión de nervios portadores de sensibilidad.

ERECCIONES INVOLUNTARIAS

Precisamente por la constante acción del deseo a través del inconsciente, suele ser normal el hecho de erecciones en las que parece no influir esta clase de estimulaciones descritas. Por ejemplo. Durante el sueño animado de fantasmas e imágenes más o menos cargadas de significación erótica, que a veces provocan la eyaculación.

Es una prueba más de que el pene es el órgano centralizador e indicativo de todo el complejo erótico sexual. Lo cual no debe ser confundido con que sea el pene el principal o el único órgano erótico-sexual. No es ni el único ni el principal — insistimos—, aunque sí el que concentra de la manera más patente todos los restantes.

EL FALO Y SU SIMBOLOGÍA

El pene, en su aspecto orgánico, suele ser denominado falo con sentido figurado y de significado masculino. Así se habla del pene como símbolo de la virilidad y de la virilidad como potencia y el vigor. Es el sentido dado, durante muchos siglos de cultura, a un órgano simple — uno más — del cuerpo humano.

En este sentido hay que confesar un gran abuso fálico masculino. Se habla de cultura fálica, de valores fálicos, como sinónimos de «masculinos» y «machistas». Sobre este punto, son bin conocidos los tópicos y mitos que se han construido y que todavía perduran. En este sentido, la estructura capaz de agrandarse es un signo de poder, del cual se nutren todos los simbolismos fálicos.

Es preciso confesar la falsedad e incoherencia de estos tópicos fundados en un hecho tan primario. Pero de la estructura del pene se ha pasado a la superestructura más compleja de su significado.

Se ha hecho del hombre el único poseedor del vigor y de la fuerza. Y esto es simplemente una mentira. Y de la mujer se ha hecho alguien que no tiene esa fuerza porque no tiene ese órgano. Y esto es igualmente falso. Se ha hecho del hombre la actividad y de la mujer la pasividad. Erróneo también y motivo de conflictos históricos que hoy estamos revisando.

Todos estos tópicos están revelando que el pene no ha sido conocido en su realidad y sí desvirtuado en sus significados. La realidad es que el pene y la vagina son dos órganos humanos capaces de dar al hombre y a la mujer el placer de un encuentro íntimo y entrañable. Todo lo demás es puro invento….

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