LOS GRADOS DEL ORGASMO

¿ES DESEABLE LA MUJER EMBARAZADA?

«A mí me han hablado del séptimo cielo, pero yo creo que no llego ni al tercero…» Esto dice una mujer, que duda si ella vive realmente el orgasmo tal y como «se debe vivir». Nos gustaría aclara aquí algo muy importante: Y es que los «grados», de los que se habla con frecuencia, no hacen más que aguar el placer que, de hecho, se vive en un momento dado.

Los árabes, cuentan la felicidad eterna por jerarquía de cielos. También en el cristianismo se habla del séptimo cielo. El filósofo cristiano Plotino expuso algo muy similar en su camino hacia el Absoluto (el UNO), cosa que luego los grandes místicos iban a confirmar en su lenguaje de trascendencia.

Pedimos perdón por esta comparación –si alguien no nos comprende-, al mismo tiempo que rogamos se piense un poco en el alegorismo que todo esto trae consigo.

Algunas mujeres saben muy bien que unas veces el placer es más intenso que otras. Se trata de intensidad, de calidad incluso. Por eso algunas mujeres se preocupan de comparar las diferencias y de sacar conclusiones. Ante las experiencias femeninas en el disfrute del placer podemos concluir que hay un gran relativismo, incapaz de permitir una posible objetividad. Para quienes quieren poner notas –batir récords-, todo esto les va a sentar muy mal.

GRAN ORGASMO, PEQUEÑO ORGASMO

La calidad del orgasmo, en sí –a pesar de los intentos-, sigue sin poder ser medida. En cuanto a la sensación subjetiva, o la satisfacción del hecho, tiene muchas interpretaciones. «Nadie me va a discutir que yo he disfrutado de momentos inolvidables en los primeros días de nuestra relación y que, después, eso no se ha repetido.» muy de acuerdo. La mujer que dice esto tiene toda la razón. Pero no se da cuenta de algo muy simple. Y es que –en este tema- lo mejor es siempre lo que se está viviendo.

La fijación de unas vivencias determina que no se puedan «igualar». Lo que sucede en tales casos es que se quiere vivir lo que se vivió…, cosa imposible. Imposible, decimos. Y no nos cansaremos de repetirlo. Esto es lo que hace a muchas mujeres vivir una gran ansiedad durante la relación sexual, diciéndose a sí mismas: «No llego, no llego», «ciertamente esto está bien, pero no iguala a aquello», o, incuso: «…No iguala a lo que yo pensaba que esto tenía que ser».

Como sugerencia muy práctica hay un camino que puede resultar muy infantil, pero que es el más seguro que conocemos y es el de dar a cada encuentro su originalidad y su frescura. También su sorpresa. Las comparaciones entre unas mujeres y otras, entre unos orgasmos y otros suelen ser siempre –siempre- muy deplorable y defraudantes.

Efigenio Amezua (Convivencia 1977)

Sexólogo

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