Una pareja se hace por el Sexo

Este sexologema pudiese ser completamente falso o no; pudiese tener parte de verdad y, pudiese tener parte de mentira o, al menos ser un errático punto de partida para formar una pareja. Y esto tiene que ver con los conceptos pareja y sexo. Si consideramos SEXO como una palabra que denote coito, entonces este sexologema denotaría no a una pareja, como concepto, si no a dos personas que, por tener coito, emprenden, junto a otra persona, la posibilidad de convivir. Dos sujetos que se unen para compartir el coito y desde allí tratar de hacer una vida juntos. Aún imaginado que estos dos sujetos tienen una relación coital excelente, de acuerdo a sus expectativas en lo que al coito se refiere, creo que la base fundamental para formar una pareja desaparece al tener como cimiento un buen coito. Sin embargo hay muchas personas que afirman que una pareja solamente así puede formarse, he escuchado múltiples veces: «tienes que estar satisfecho en la cama con tu pareja para poder vivir con ella» o la frase, a mi punto de vista, muy desafortunada: «todos los problemas se resuelven en la cama». Para estas personas, el concepto de pareja esta relacionado exclusivamente al coito y, creo que pareja tiene un concepto aún mayor. Quizá este tipo de «parejas» tiendan más a la decepción, o al fracaso, llevan en su misma formación, la semilla para un desazón e inconformidad personal, para un sentimiento de vacío interno; quizá nunca se den cuenta pero podrían ir poco a poco transformándose en dos conocidos juntos, en dos personas que continúan juntos por costumbre, por el miedo o la pereza de continuar una búsqueda, o la lástima de no dejar a alguien con el que se compartió un tiempo, llámese meses, años, lustros etc., como dice una canción de Silvio Rodríguez: «y hacer de la lástima amores eternos»; para ellas una pareja no llega a ser un concepto, si no solamente, un individuo junto a otro. ¿esto es ser una pareja?, ¿dos personas bajo el mismo techo constituye una pareja?. Dentro de mi círculo cercano, donde incluyo familia, amistades y colegas, esta situación la he observado, lastimosamente, en muchas ocasiones, y allí van, juntos pero separados por un velo invisible pero a veces infranqueable: la soledad a dúo.

Por otro lado, si al leer el sexologema UNA PAREJA SE HACE POR EL SEXO, y dentro de este entendemos al sexo no como una conducta, no como algo que se hace, no como coito, no genitales, si no, mas bien, como su concepto real desde el punto de vista sexológico, es decir como la estructura básica del sujeto sexuado, entonces el sentido del sexologema cobra más vida y se hace una frase llena de conceptos. Entenderíamos que nuestra historia personal de sexuación, nos lleva a una búsqueda, amor (eros) como una fuerza o un motor, que nos mueve a la búsqueda constante. Un sujeto sexuado está en búsqueda constante; busca redimensionarse en esta búsqueda de otro sujeto sexuado y, por ser ambos sexuados, se intenta encontrar una pareja, entendiendo esta como un concepto, un proyecto donde el sexo de uno se complemente con el sexo del otro dentro de la pareja, y no hablo de homo o heterosexuales, solo de personas sexuadas. Un individuo sexuado busca, quizá a veces parece encontrar una pareja, sin embargo en el intento habrá «ensayos», los cuales no necesariamente serán definitivos, pero un sujeto sexuado, con la conciencia de su sexo, hará esta búsqueda y estos «ensayos» eternos, mientras duren; quiero decir que entregará y se le entregarán, que ofrecerá y le ofrecerán, que en el intento de búsqueda, en la atracción de aquel otro sujeto sexuado y, en el deseo de convivir, lo llevarán a tener una relación de pareja, donde existen proyectos, complicidades y respeto de uno sobre otro, de un sujeto sexuado por otro sujeto sexuado, se reconocerán como diferentes y, a la vez, como coincidentes, se entenderá cada biografía y esto puede dar, sin duda, la base para la convivencia, para la tolerancia, real y consiente y, la aceptación de uno y del otro, en este caso, una relación de pareja puede ser mínima o no en tiempo, pero, definitivamente, es rica en experiencia y es, además cultivadora y parte de la biografía propia; un eslabón más en este proceso: sexuación. En este caso, creo, que si pudiésemos decir que una pareja se hace por el sexo; pero también por este mismo sexo, esta estructura de nuestra sexuación, pudiésemos decir, en otro sexologema: el sine qua non de pareja es el sexo.

Adendum…

En general estoy de acuerdo con lo escrito anteriormente sobre la pareja, pero debido a que aquel trabajo era, primordialmente, para analizar el sexologema de la pareja se hace por el sexo y no exclusivamente sobre el concepto pareja, es por que quiero hacer ciertos agregados, este adendum.

En primer lugar, saber que la pareja, la formación de una pareja funcional es, si lo intelectualizamos mucho algo que aún dando la apariencia de algo simple y fácil, es en realidad un enredijo de eventos donde, por un lado, influye el azar, la coincidencia, quizá la suerte, donde no podemos hacer nada nosotros voluntariamente para cambiar esta influencia, y por otro lado estamos nosotros con cosas cambiables y cultivables, materia donde si podemos hacer cambios o ajustes quizá. Si lo vemos bien, una pareja es una unión de dos personas que vienen de mundos aparte, de biografías aparte y únicas, de experiencias y expectativas personales, dos sujetos sexuados y por ende, dos sexualidades únicas e irrepetibles, pero que a la vez buscan, y quieren convivir. Y es que uno, como humano, busca de alguna manera mejorar, ser fecundos, ser creativos, trascender de alguna manera y, esto, sin lugar a dudas, nos lleva a compartirlo, es decir: compartir mi fecundidad, mi realización, mis logros, en fin, compartir mi vida; entonces dos personas diferentes quieren intentar vivir juntos. Creo que en la pareja debe existir para que pueda ser funcional, el concepto bien entendido de la sexualidad y, es que la sexualidad nos impregna, la sexualidad es nuestro ser y esto es la compartibilidad, compartir nuestras sexualidades. No recuerdo bien donde leí algo de Fritz Perls que decía (algo así o muy parecido): «yo no estoy en el mundo para complacerte, para satisfacer tus deseos; tu no estas en el mundo para satisfacer los míos, si no coincidimos no podemos hacer nada, pero si coincidimos es estupendo»… y ya lo creo que deberá ser estupendo. Por otro lado, pienso también, que una pareja, a pesar de ser individuos, a pesar de conservar esa individualidad, de alguna manera deberá adaptarse o ajustarse al nuevo mundo de pareja, me refiero a que debemos ceder en algunas cosas y en otras quizá no, cada uno de los dos, y esto no tomarlo como ofensa o perdida de algo, si no hacerlo razonadamente en el beneficio de este orden, en beneficio de esta forma de organización y de convivencia: la pareja. De esto se puede suponer que la pareja es como un ente nuevo, formado y estructurado de dos sexualidades, de dos individualidades que en el deseo de convivir han hecho coincidir partes de cada una de esas vidas que van hacia la conquista y la vida en el futuro, ganándosela en la construcción diaria de la pareja, en la confirmación cotidiana del deseo de convivir, compartir, ceder, amar, dar y recibir. Así se lleva un proyecto de vida en común, solo al comprender que lo emprenden dos seres únicos e individuales, comprender que lo emprenden dos sexualidades en el ansia y deseo de ser pareja.

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