Esta expresión, cada día más en uso, da cuenta del deseo de situar a las mujeres en el mismo nivel de dignidad y protagonismo que los hombres, ambos como sujetos por igual a todos los efectos. El adjetivo razonable —fruto del cambio de sensibilidad y mentalidad general procedente de la Ilustración, el siglo de la razón— ha sido minusvalorado, llevando las relaciones entre los sexos bajo la primacía del instinto o la pasión —léase de las emociones, por un lado, y de su contrapartida, igualmente exagerada, el racionalismo. Con ello la dimensión razonable de los sujetos ha quedado descalificada o muy poco considerada. (V. también amatoria razonable). En las últimas décadas se ha dado también un gran interés a las emociones y a la inteligencia emocional en un intento de salir de ese racionalismo dominante. Entre unos y otros despropósitos, el referente razonable de los sexos busca su sitio. Se olvida que los sujetos, hombres y mujeres, son sujetos razonables, incluidos sus deseos y emociones, como sus intereses, beta sin duda muy necesitada de cultivo para su posible entendimiento. No es posible entenderse fuera de un marco razonable

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amatoria razonable, post-feminismo